domingo, 6 de abril de 2008

Marcelo Bordese, exceso más allá de las obras

MARCELO BORDESE
artebus.net/bordese

HÖLDERLIN: POEMAS DE LA LOCURA
Inaugura miércoles 9 a las 19 hs.
C. C. BORGES / Viamonte y San Martín







ARTES y LETRAS
Marcelo Bordese
por Carlos M. Luis
Especial/El Nuevo Herald


En el mundo del arte contemporáneo donde abunda la improvisación sostenida por
la ignorancia, mueve a satisfacción descubrir a un artista como Marcelo Bordese.
Esa satisfacción es el resultado de encontrarnos frente a una obra reveladora de las sólidas bases de donde proviene. Dejemos por el momento a un lado su temática, para adentrarnos en su complejo mundo de referencias. De entrada percibimos en las mismas un aprendizaje que comienza en los siglos XV y XVI con los pintores alemanes y flamencos. Esa turbulentaépoca de la historia europea fue interpretada a través de una imaginería escatológica cargada de violencia, erotismo y símbolos herméticos.






Abundaron entonces las visiones apocalípticas de un Bosco, Brueghel, Durero, Baldung, Urs de Graf, y Grunewald entre tantos otros. Todos estos pintores reprodujeron en sus cuadros la angustiosa premonición que se acercaba el fin de los tiempos, tras años de atroces guerras religiosas.
Por otra parte entre las obras literarias que se escribieron durante el siglo XVI, las de Francois Rabelais resultaron ser emblemáticas. Los excesos de Gargantúa y Pantaurel se convirtieron en paradigmas que siglos más tarde adoptaron Alfred Jarry y George Bataille entre otros. Pero antes en 1565, el grabador francés Francois Desprez compuso 120 grabados titulados Los sueños dro/áticos de Pantagrue/, cuyas grotescas figuras (que Dalí admirara) correspondían a la desbordante imaginación voluptuosa de Rabelais, como ahora parecen responder a la de Marcelo Bordese.

Pero no fue sólo el barroco alemán quien le sirviera a este pintor (como también ocurre con Miguel Ronsino con el cual comparte a menudo el mismo espacio de exhibiciones), como punto de partida. Algunos pintores del siglo XIX y XX le brindan a su obra una correspondencia que nos ayuda a situarlo dentro de la modernidad. Pienso en primer lugar en las figuras desgarradas de Francis Bacon, en las obras alegóricas de Gustave Moreau, en las crepusculares de Víctor Brauner o en las eróticas de Hans Bellmer entre otros. Es decir que sin necesidad de encerrar a este pintor dentro de una escuela determinada, podemos advertir en su iconografía un acercamiento a la "belleza convulsiva" que André Breton había pedido para el arte surrealista.
Dentro de ese contexto aparecen monstruos, seres híbridos, bestiarios, falos, vulvas, crucifijos, letrinas, inscripciones herméticas, etc., envueltas en una atmósfera proclive a las apariciones de un más allá pesadillesco. En las pinturas y técnicas mixtas de Marcelo Bordese el exceso tan querido por Rabelais o Bataille, desborda los límites del cuadro para invadir las salas donde se encuentran expuestos. Ahí reside la fuerza expresiva de su obra concebida como una especie de exorcismo de los fantasmas que pueblan los espacios interiores del artista.

La pintura de Marcelo Bordese no se presta entonces para que las secretarias trabajen
dentro de un ambiente tranquilizador. Por el contrario, la subversión de valores que
muestra su iconografía, contiene un elemento trasgresor que de nuevo nos remite al
George Bataille autor de La historia del ojo. Pero existe otro elemento que el artista ha asimilado en sus pinturas: el demencial. La locura es el aquelarre de la imaginación y tal parece que Bordese desea penetrar en sus secretos. Conversando con él, le escuché hablar de Unica Zurn quien fuera la compañera de Hans Bellmer. Esta pintora que padecía de esquizofrenia y terminó suicidándose, fue asimismo autora de varios textos de una gran intensidad poética. Sus dibujos sorprenden el rostro enajenado de la razón cuya existencia nadie quiere admitir. Marcelo Bordese continúa por esa vía pintando los monstruos que los sueños de la razón crea como otros de sus héroes, Francisco de Goya, había augurado.
He aquí que los espíritus tutelares que le acompañan nos abren la puerta de su mundo, donde impera el gran desorden de los sentidos que Rimbaud puso como divisa de su poesía. Entramos en su dominio y el espacio se estremece como "un gran loco" según le hubiese dicho Alejandra Pizarnik, otra poeta que escogió la locura y el suicidio. En ese dominio suyo conviene andar sigilosamente con los mismos pasos con que entramos en nuestros sueños, cuidando que un despertar sorpresivo nos impida salir de los mismos."
Marcelo Bordese: Prophet of Vertigo (curada por Ricardo Pau-Llosa con un catálogo de
su autoría), Farside Gallery, hasta el 18 de enero. 1245 SW 87
Ave., (305) 264-3745

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