sábado, 23 de junio de 2007

Correspondencia: Aliseris, Pío Collivadino, Candido Portinari

CARTA DE ALISERIS a PIO COLLIVADINO *1
10 de Septiembre de 1938


Océano Atlántico a bordo del Piriápolis
10 de Septiembre de 1938
A Don Pío Collivadino

Mi estimado Maestro:
Aún cuando estuve dos días antes de mi viaje, en Buenos Aires no pude tener el placer de despedirme de Ud.
Estoy en viaje de estudios a Europa y espero que Dios haga que pueda progresar lo más posible y para llevarles pruebas buenas de ello a ese Buenos Aires que tanto quiero.
He pasado por Río de Janeiro donde tengo un gran amigo el talentoso pintor Cándido Portinari, actualmente está haciendo unos grandes frescos en el Ministerio de Educación.
Le he visto luchar para saber el tono que quedará cuando seque y de inmediato me acordé del regalo estupendo que Ud. me hizo con aquel trozo de tierra que guardo junto al recuerdo de su gran amistad.
¿Sería mucho pedirle que le hiciera igual favor a Portinari? Yo se lo ruego para él. Es un gran artista y un hombre muy bueno si Ud. puede enviarle un trozo por correo recomendado o quizás mejor por valija diplomática por la Embajada de Brasil.

Discúlpeme que lo molesto de nuevo con mis cosas pero lo sé a Ud. muy bueno y eso me anima a hacerlo.

Mil gracias pues y deseándole mucha suerte en todo reciba éste abrazo agradecido de Aliseris.

Hasta pronto!

P.D. La dirección de Portintari es ésta:
Sr: Cándido Portinari
Calle Pires de Almeida N° 14 -Dpto. 24
Laranjeiras Jardín Sud América
Rio de Janeiro -Brasil

..........................................................................
CARTA DE PIO COLLIVADINO A CANDIDO PORTINARI *1
Buenos Aires 4 de noviembre de 1938



Sr: Cándido Portinari:

Mi estimado amigo Aliseris me escribe desde Río de Janeiro hablándome con mucho afecto y estimación de Ud. y me pide que le envíe un trozo de tierra sombra para que Ud. lo use para ver lo más rápido posible el tono del color que se prepara para el fresco. Me permito comunicarle que me sorprende que Ud. no conozca las cualidades de éstos trozos de tierra sombra siendo para mi imprescindible en la pintura al fresco y en otras técnicas donde es necesario saber de inmediato el tono de la tinta o el color que está preparando. Digo todo ésto siempre que se trate del fresco clásico y del que yo he practicado en Roma con Cesare Mariani y César Maccari dos artistas que podrá discutírsele como concepción artística pero que no se le puede negar el dominio de la técnica del buen fresco.
Los pocos trozos de tierra sombra que tenía se me acabaron, lamentando no poder en éste momento favorecer a Ud. y al amigo Aliseris al cual le había obsequiado con un pequeño trozo que él conserva aún.
Si a Ud. le interesa puede pedirlos directamente a la Ditta Luigi Caleaterra -Milano Ponte Vetero 28 que se lo remitirán por medio del Consulado de Brasil en Milano.
Debe pedir: Pezzi de terra d' ombre naturale per la prova delle tinta delle pittura affresco, témpera, etc.
Ud. disculpará si ésta carta no la he enviado apenas el amigo Aliseris me escribió desde Río, mis obligaciones profesionales me obligaron ausentarme de Buenos Aires y lo hago ahora que he vuelto a mis tareas ordinarias.
Si le puedo ser útil en algo disponga de mí como si fue ramos viejos camaradas y augurándole feliz éxito en sus obras artísticas que está ejecutando envíole mis más respetuosos saludos.

Affe.

Pío Collivadino
Calle Saenz Peña 1508
Buenos Aires

*1- Cartas extraídas del libro
Vida y Obra de Pío Collivadino del Prof. Emilio Guerra/ 2001

domingo, 17 de junio de 2007

El Arte va sobre ruedas


El 4º Salón Internacional del Automóvil ofrece un recorrido atrapante donde la unión entre la tecnología y el diseño permite encontrar las diferentes opciones para cada uno de los visitantes.


Cada empresa participante destaca su perfil definido, mostrando su dedicación y responsabilidad ante el consumidor, hasta llegar al modelo terminado.


En cada automóvil hay entrega y pasión, donde se pondera lo lúdico, lo seguro, lo confortable con diferentes formas y colores, y como ante una obra de arte, no se puede escapar al deseo de tener alguno de estos modelos.



En definitiva, una visita que no debe perderse, no solo para contemplar y disfrutar, sino también para decidir, como en las obras de arte, la exclusividad de tener alguno de estos vehículos.


La Rural Predio Ferial de Buenos Aires

Viernes 15 a sábado 23 de Junio de 2007.
Martes a viernes: 12 a 23 Hs.
Sábados, domingo y feriado: 11 a 24 Hs.
Valor de la entrada: $15.-
Menores de 10 (diez) años inclusive: sin cargo.

Correspondencia: Pettoruti a Barr

Fragmento de la carta del Libro- Catálogo de la muestra Berni y sus Contemporáneos realizada en el MALBA en el 2005*1

ver Libro-Catálogo
ver muestra

¨una obra que aquí -por mala- fue colgada en la sala de desechos del Salón Anual; una de esas obras hechas sólo con la idea de premio, que tratan de asustar con su tamaño y que no son otra cosa que ampliaciones fotográficas, pésimas de factura e insípidas en su espíritu, color y técnica, es decir: la resultante del frío producto de una máquina. Esto no es un mal propiamente argentino: en todo el mundo han aparecido esta clase de 'teloneros'; pero, la culpa de que tales estados de cosas fructifiquen, no está en ellos (pues siempre hubo, hay y habrá advenedizos o falsificadores del arte) sino en quiénes, no sabiendo ni siquiera distinguir la diferencia que hay entre una obra del espíritu y la otra de la máquina, se hacen cargo de una misión tan delicada, como es la de seleccionar obras de arte.

Vivimos un momento de terrible confusionismo y tergiversación de valores; es un mal momento para la plástica como lo son en la vida de las naciones los regímenes totalitarios; pero eso desaparecerá pronto, dejando paso a la libertad de mente y de espíritu que engendra la pureza en el arte. Nosotros debemos ayudar a que así sea y en lo posible evitar que el confusionismo crezca como una marea.

Invito a usted, que es hombre sensible, a dar una mirada sobre el cuadro de Ramón Gómez Cometo ¡Cuánta pureza y sentimiento sano hay en ese chico! Eso es pintura, producto de nobleza en el más amplio sentido del vocablo. Ponga sus ojos, luego, en el telón aludido, y digame lo que hay: media entre ellos la distancia que hay entre el ojo de un artista y una mala lente fotográfica-¨
El motivo focalizado de estas iras es la atención que el catálogo del MoMA le dedica al gran lienzo del pintor rosarino


*1-Carta de Emilio Pettoruti a Alfred H. Barr, Buenos Aires, 3 de septiembre de 1943. Archivo MoMa
*1 ver libro - catálogo

lunes, 11 de junio de 2007

Correspondencia: Paul Gauguin


¨Mis telas de Bretaña se han convertido en agua de rosas a causa de Tahití, Tahití será agua de colonia a causa de las Marquesas.¨

P G / Junio de 1901, Tahití



CORRESPONDENCIA
Paul Gauguin a Monfreid *1
(Febrero de 1898, Tahití)
Escritos de un salvaje *2

(...) En cuanto llegó el correo y vi que no había recibido nada de Chaudet, y con mi salud que se había casi restablecido de golpe, es decir, sin posibilidades de morir de forma natural, quise matarme. Fui a esconderme en la montaña, donde las hormigas hubieran devorado mi cadáver. No tenía ningún revólver, pero tenía arsénico que había guardado mientras me curaba de mi eczema; ¿la dosis era demasiado fuerte o bien los vómitos anularon la acción del veneno, expulsándolo? No lo sé. Finalmente, después de una noche de horribles sufrimientos, volví a casa Desde hace un mes me atormentan una opresión en las sienes, un aturdimiento y unas náuseas en cuanto tomo el más mínimo alimento.
Tengo que confesar que mi resolución fue tomada para el mes de diciembre y antes de morir quise hacer un gran cuadro que tenía en la cabeza, y durante todo el mes trabaje día y noche enfebrecido de forma increíble. Evidentemente no se trata de un cuadro hecho al estilo de Puvis de Chavannes, con análisis de la naturaleza, croquis, etc. Está hecho con soltura, con la punta del pincel, sobre una tela de saco llena de nudos y de rugosidades; su aspecto también es muy burdo.

Dirán que está a medias, sin acabar. Aunque es cierto que es difícil juzgarse a sí mismo, creo, sin embargo,
que esta tela no sólo sobrepasa a todas las precedentes, sino que además nunca haré otra parecida ni mejor. En ella he puesto toda mi energía antes de morir, una dolorosa pasión en circunstancias terribles y una visión tan clara, sin correcciones, que desaparece lo que tiene de apresurado y de ella surge la vida. En este cuadro no se huele el modelo, el oficio ni las pretendidas reglas, que nunca he obedecido, aunque algunas veces con miedo.

Es una tela de 4.50 m. por 170 de alto. Las dos esquinas de la parte superior son amarillo cromo, con la inscripción a la izquierda y mi firma a la derecha, como un fresco estropeado por los lados y aplicado sobre una pared de oro. En la derecha, en la parte inferior, hay un niño dormido y tres mujeres en cuclillas. Dos figuras vestidas de púrpura se confían sus reflexiones; una figura voluntariamente enorme a pesar de la perspectiva, en cuclillas, levanta los brazos al aire y observa, asombrada, a estos dos personajes que se atreven a pensar en su destino. Una figura situada en el centro está cogiendo un fruto. Hay dos gatos cerca de un niño. Una cabra blanca. El ídolo, con los dos brazos levantados misteriosamente y con ritmo, parece indicar el más allá. La figura en cuclillas parece que esté escuchando al ídolo; finalmente, una vieja cercana a la muerte parece aceptarla, resignarse (...); a sus pies hay un extraño pájaro blanco que tiene una lagartija en una pata que representa la inutilidad de las palabras vanas. La escena se desarrolla a orillas de un riachuelo, bajo los árboles. En el fondo, el mar, y luego las montañas de la isla vecina. A pesar de los cambios de tono, el paisaje es constantemente, de un extremo a otro, azul y verde Veronés. Todas las figuras desnudas se destacan en un naranja atrevido. Si a los alumnos de Beaux-Arts que se presentan al concurso de Roma se les dijera: El cuadro que tienen que hacer representará ¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?*3, ¿qué harían? He acabado una obra filosófica sobre este tema comparado con el Evangelio; creo que está bien; si tengo fuerzas para copiarlo, se lo enviaré (...).'




Idem
(...) Mis entrañas me hacen sufrir poco y los latidos en las sienes son cada vez más espaciados; pero estoy en un estado de postración que me ha impedido sostener un pincel durante todo este mes. No he hecho nada. Por otra parte, mi gran tela ha absorbido por algún tiempo toda mi vitalidad; la miro sin cesar y tengo que confesar que me admira. Cuanto más la miro más cuenta me doy de las enormes fallas matemáticas, que no quiero retocar a ningún precio, se quedará tal como esta como un esbozo si se quiere. Pero me planteo un problema que me deja perplejo: ¿Dónde empieza la ejecución de un cuadro? ¿Dónde termina? En el momento en que entran en fusión sentimientos extremos en lo más profundo del ser, en el momento en que estallan y todo el pensamiento sale como la lava de un volcán, ¿no hay un surgimiento de la obra que acaba de ser creada, brutal si se quiere, pero grandiosa y de apariencia sobrehumana? Los fríos cálculos de la razón no han estado presentes en este surgimiento, pero ¿quién sabe cuándo se ha iniciado la obra en el fondo del ser? Tal vez sea inconsciente.

¿Se ha dado cuenta de que cuando se copia un croquis del que se está satisfecho, y que se ha hecho en un momento, en un segundo de inspiración, sólo se consigue hacer una copia mucho peor, sobre todo si se corrigen las proporciones, las faltas que el razonamiento cree ver en él?. Algunas veces oigo decir: el brazo es demasiado largo, etc. Sí y no. No, sobre todo teniendo en cuenta que a medida que se alarga, se aparta uno de la verosimilitud para llegar a la fabula, lo cual no es un mal; pero toda la obra debe tener un mismo estilo, la misma voluntad. Si Bouguereau hiciera un brazo demasiado largo, ¿qué le quedaría, puesto que su visión, su voluntad artística, consiste sólo en esto, en esta precisión estúpida que nos encadena a la realidad material? (...).
(Marzo de 1898, Tahití)

*1- Gauguin muere el 8 de Mayo de 1903 a los 54 años.
Unos días antes, Gauguin había recibido una carta de Monfreid: ¨Usted es actualmente el pintor inaudito y legendario que de en medio del Océano Pacífico envía sus desconcertantes pero inimitables obras, creaciones de un gran hombre, por así decirlo, que parece haber desaparecido de este mundo. Usted goza de la inmunidad de un muerto ilustre; usted ha pasado a formar parte de la historia del arte.¨


*2- Escritos de un Salvaje. Paul Gauguin / Editorial DEBATE / Mayo 1989
Recopilación de la correspondencia entre Gauguin , su familia y amigos.

*3- Monfreid vende ¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos? a Ambrosio Vollard (1867-1939). Mas tarde compraría otras obras de Gauguin a un precio muy bajo. En 1893 abrió una galería de arte en París. Fue uno de los principales defensores de las vanguardias artísticas parisinas del primer cuarto del siglo XX.



domingo, 10 de junio de 2007

Juan Carlos Lasser



Convocatoria homenaje a
Juan Carlos Lasser


Los amigos de Juan Carlos estamos organizando un encuentro para rendirle un homenaje imaginando lo que sería su propio deseo: juntarnos y celebrar lo compartido durante largos años en el arte.
Para ello hemos pensado regalarle a Juan lo que mejor sabemos hacer: una obra realizada especialmente para que Diana y Ariadna conserven como testimonio de nuestra amistad.
La intención no es hacer una exposición formal sino realizar un encuentro de algunas horas donde exhibiremos los regalos. Será un momento alegre para brindar con nuestro amigo.


Por favor confirmar participación antes del 20 de junio para ir organizando

Medidas de la obra: 35 x 50 cm
Soporte: papel, tela o similar sin bastidor ni marco
Lugar y fecha del encuentro: A confirmar
Todas las obras las juntaremos en una gran carpeta

1º grupo convocante
Rubén Borré, Héctor Villanueva, Mireya Baglietto, Inés Vega, Teresa Lascano, Fernando Martínez, Ricardo Roux, Jorge Meijide, Carlos Carmona, Liliana Trotta, Hugo Sbernini, Pablo Duarte.

Contactos para responder
Teresa Lascano: tlascano@fibertel.com.ar
Héctor Villanueva: hector@artevillanueva.com.ar
Mireya Baglietto: artenubico@mireyabaglietto.com

viernes, 8 de junio de 2007

Julíán Agosta

Gran Premio Nacional y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires



JULIAN AGOSTA por Héctor Francia

Entrar al taller de Agosta, es altamente peligroso. sus esculturas: guerreros, fetiches, personajes, aún las abstractas, son como esos perros bravos, entrenados para dejarte entrar, pero si el amo te deja solo, no te permiten salir. Esto significa que te atrapan irremediablemente y debes andar con pie de plomo pues en cualquier momento, avanzan sobre vos y te rompen el "coco". Esculturas vociferantes al estilo de los hierofantes sagrados del culto de Eleusis, o de los cemís también sagrados de los primeros igneris y tainos de las islas del Caribe. O las sagradas estelas de los Mayas Aztecas e lncas.

Hay mucho para contar en la obra de Agosta, tanto en las maderas como en los metales. La nobleza del oficio, sería repetir de ocioso lo que ya sabemos y queda demostrado en cada pieza que vemos aquí. En cuanto a lo conceptual, su adhesión al constructivismo, ha venido a enriquecer su visión expresionista del hecho plástico, llevándolo a producir una imagen en cuya síntesis reposa su creatividad.

La forma cerrada o abierta, erizada o mansa, siempre propone monumentalidad y esa condición vociferante que las hace inquietantes, peligrosas y comunicativas.
Agosta, tremendamente romántico, sabe como Beethoven que debe controlar su carga dionisíaca: equilibrar las partes de su obra y así no deja nada suelto, todo está medido, controlado, ajustada la realización al contenido y aunque siempre vociferantes, insisto; sus esculturas se establecen, están, con ese estar y permanecer, que es la realidad del arte americano.

Su herencia de sangre ítalo-siciliana, su oficio de herrero y forjador, su crianza criolla- mestiza-americana, como la de tantos que nos parecemos, hacen de Agosta un exponente valioso del arte actual de estas sureñas latitudes.

Héctor Francia / En Don Torcuato, 21 de septiembre de 1994, día de la Primavera.








En 1991 recibe el Gran Premio de Honor en Escultura del LXXX Salón Nacional de Artes Plásticas. Varias esculturas de su autoría se hallan emplazadas en lugares públicos, además de colecciones privadas de Argentina, Estados Unidos, Israel, Suecia, Italia, entre otros.



JULIAN AGOSTA EN EL SÍVORI






serie COLUMNAS PARA LA MEMORIA - 1996

(..) Habría que recordar precisamente, que no existe patrimonio mayor para cada hombre que su memoria. Lo mismo pasa para los pueblos; la memoria es su bien más valedero. Esto ocurre porque la memoria, por otra parte tan indiscernible y desconocida aún para cada uno, se confunde con la propia identidad. Por eso la defendemos como un tesoro inapreciable. Está dentro de nosotros mismos y se nos hace visible en las instancias vitales, en los momentos en los que sentimos 1brar a nuestro ser. (…)
Fermín Fevre / fragmento del texto para el catálogo de la muestra COLUMNAS PARA LA MEMORIA- Agosto 1996, Museo de Arte Contemporáneo, Porto Alegre, Brasil









ESCRITOS


sobre EL OJO DEL RIO


Julián Agosta / Publicación EL OJO DEL RIO - Nº3 -Abril 1992


Hace algún tiempo los conocí
A través de tratarlos cada vez más íntimamente, descubrí que tenía muchos puntos en común para contactarme con Delmonte, Dorado y Nigro.
Los encontré ideológica, filosófica, humanística y, sobre todo, plásticamente.
Discutí, me desencontré muchas veces con ellos; lo indiscutible excluye la discusión. Provenir de distintas formaciones y sustentarlas es muy respetable; traté de aceptarlas y convivir con ellas.
Desde mi individualidad y mi pretendido saber incuestionable, pude descubrir que cada uno de nosotros pensaba y sentía distinto que los demás en muchos aspectos. Esto me permitió tomar una conciencia
más amplia y honesta, más profunda y humilde. Una conciencia de vida y convivencia.
Entendí que discutir no es guerrear sino aceptar, íntima y realmente, la existencia de un espacio para pensar, dudar y confirmar, cambiar y ampliar ideas y puntos de vista.
Aprendí que todo lo indiscutible se relaciona con el fanatismo y la intolerancia. Que no cuestionar es directamente descalificar y condenar sin juicio previo, es la soberbia de creerse dueño de la verdad absoluta
Comprendí que no soy lo mejor ni lo más puro; que fabricar mi interior a gusto y placer de mi exterior sólo conducía a destruir al que concebía como no amigo.
A través de esta relación traté de convivir con mis fantasmas y mis prejuicios.

sábado, 2 de junio de 2007

Romero Brest, el gran destructor

por Daniel Pérez
26 de marzo de 2007

A principios de los años sesenta se produjo el encuentro entre dos personajes desbordantes de entusiasmo y de certezas, que iniciaron una movida cultural tan fugaz y llamativa como un fuego fatuo, en cuyo transcurso convocaron a un grupo de jóvenes coincidentes en “el espíritu destructor de la obra artística tradicional” (1), y comenzaron una acción destinada a “eliminar la obra de arte como intermediaria entre la vida y el hombre.” (2)

Según esa luminosa visión, las obras de arte producidas hasta entonces no habían sido más que una intermediación innecesaria entre la vida y los humanos, como el miriñaque o los guantes de seda; en consecuencia, la hipótesis de que el verdadero arte provendría del futuro bastaría de allí en más para conferir legitimidad a todos los experimentos, por más esperpénticos y banales que resultaran, ya que significaban avances hacia el futuro canon desconocido.

El dislate hubiera carecido de trascendencia de no mediar el poder económico aportado por uno de los protagonistas del encuentro. Mimado por la fortuna y habituado a una blanda vida de caprichos atendidos, Guido Di Tella cayó rendido por el prestigio, las ínfulas intelectuales y las impetuosas convicciones de Jorge Romero Brest.

¿Qué irrefrenable demanda impone a los críticos apocalípticos la ambición de presidir el tribunal supremo de las artes y dictar fallos inapelables?

Al igual que el papa Romero, la papisa Marta Traba (así solían apodarlos en sus respectivos círculos) cedió al impulso de establecer los valores y jerarquías “definitivos” en el campo artístico: proclamar a los genios, destituir los falsos valores y empujar a los mediocres al purgatorio fue su misión en la vida.

Mientras tanto, Romero Brest descargaba juicios y prejuicios: aplaudido por Guido y respaldado por el dinero de la empresa Di Tella, proclamó la caducidad del viejo arte de la pintura y desplegó sus acometidas para llenar el espacio supuestamente vacante con televisores, colchones, fotografías y objetos diversos.

Un grupo de jóvenes hambrientos del éxito instantáneo que les ofrecía Romero fueron convocados para hacer “otra cosa que no fueran pinturas ni esculturas”. (3)
El zafarrancho resultante fue famosamente presentado en sociedad bajo el título de “Experiencias”.

Años después de que el adelgazamiento financiero de la empresa Di Tella precipitara el fin de la aventura, Romero Brest le confesaba al crítico norteamericano John King: “Estábamos destruyendo un sistema, pero no habíamos conseguido crear un nuevo sistema… en el otro terreno, el de los pintores, escultores, grabadores, se había hecho todo lo necesario, se había hecho el escándalo, se había destruido todo lo que había que destruir… Entonces, todo ese enorme bagaje de experiencias se diluyó un poco. Y ahora subsiste, pero subsiste como un recuerdo melancólico.” (4)

Desde la vereda opuesta, Marta Traba dijo que al cerrarse el Di Tella las vanguardias argentinas se quedaron sin piso: “Romero Brest recorre América con una conferencia donde anuncia, con resonancias que pretenden ser nietzscheanas, pero que no indican más que su tremenda irresponsabilidad, que el arte ha muerto y que las vanguardias balbucean metalenguajes”.
“A Marta le debemos la sacudida”, decía Elena Poniatowska, aludiendo a los dardos que la filosa crítica disparaba por doquier, y que inducían a su público a revisar las certidumbres instaladas y a superar el “pánico de quedar atrás”; en definitiva, lo estimulaban a pensar con la propia cabeza, “sin hacer caso del terrorismo de las vanguardias”.

¿Se equivocaba la papisa Marta? ¿Se equivocó el papa Romero Brest?
Aunque polémicas y opinables, no cabe duda de que las apreciaciones de Marta Traba son la expresión de valoraciones personales muy fundadas, que incitan a la reflexión y estimulan el pensamiento crítico.

En ese sentido, Marta Traba no se equivocó al formularlas.
Pero difícilmente podría decirse otro tanto del empecinado e irresponsable afán que impulsó a Romero Brest a predicar la muerte de la pintura y a operar con ese propósito destructivo mediante los recursos puestos en sus manos por el encandilado Guido Di Tella.
Mi conclusión: las creencias utópicas dejan de ser inocentes a partir del momento en que se plantean la necesidad de destruir lo existente con vistas a construir algo que no pueden definir claramente.

Creo que esa fue la gran equivocación de Romero Brest.

(1) Romero Brest, Jorge. Arte visual en el Di Tella. Emecé, 1992.
(2) Romero Brest, Jorge. El arte en la Argentina. Paidós, 1969.
(3) Romero Brest, Jorge. Arte visual en el Di Tella. Emecé, 1992.
(4) King. John. Entrevista a Jorge Romero Brest. “El Di Tella”.

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ver archivo arsomnibus.com
Homenaje a Romero Brest