domingo, 30 de agosto de 2009

Geisha: memorias para armar.

Por Amalia Sato
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revista tokonoma 11, 2006, Buenos Aires, Argentina


“El andrógino vaga por la tierra. Los hombres sienten que su sombra los invade y ceden, dejan de aferrarse a sus convicciones y papeles masculinos, tan duros y estrictos. Las mujeres despiertan a espacios nuevos, definidos con claridad y frialdad, a planos coordinados con precisión, en los que comienzan a abrirse camino con calma” (Elémire Zolla, Androginia, Debates, 1990)


Los viajeros europeos y americanos que visitaban el Japón hacia finales del siglo XIX y principios del XX, en la era Meiji, las describían como muñecas, cuando recorriendo las callejuelas de los barrios de placer las veían pasar o recibirlos a las puertas de las casas de té. Ninguno se privó de incluirlas en sus relatos de viaje. Desde entonces la geisha quedó instalada en el imaginario occidental como ícono de la femineidad de Japón. Dócil, elegante, discreta, fue la figura que representaba a la mujer japonesa a lo largo de ya un siglo y medio. El best seller de Arthur Golden, un estudioso que aplicó sus conocimientos en la elaboración de una novela rosa con una protagonista de misteriosos ojos claros, volvió a instalar el enigma y la película de Spielberg, basada en él, más simplificaciones.

La delgada línea que todos insisten en señalar, la que separaría a la geisha de las prostitutas, es la misma que han trazado todas las alusiones a las artistas, desde que el mundo es mundo, pero en este caso, y no es casual, la pregunta sobre si las geishas mienten o fingen, (que siguió siendo la gran incógnita para los que abordaron el comentario del film que mencionamos), resulta significativa por el margen de desconcierto que todavía la sostiene. Valga el reclamo de la informante de Golden, la célebre ex geisha Iwasaki Mineko, que se ofendió por algo que sintió traicionado en el traslado de su testimonio y que terminó escribiendo su propio libro.

Un repaso por la genealogía de la figura se impone, para revisar un misterio que han desangelado.

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AMALIA SATO
Profesora en Letras, traductora, editora de la revista literaria tokonoma, que se publica una vez por año desde 1994 en Buenos Aires.
http://www.revistatokonoma.blogspot.com/

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