Cosas … y otros escritos
Extraído de una publicación de la Fundación San Telmo / Junio 1987
Editados originalmente por Víctor Najmías, Art Gallery International.
Alrededor del 65 visité una exposición insólita que a nadie llamó la atención, ni a los críticos más suspicaces. Lo gracioso del asunto es que las obras no podían adquirirse, casi no existían. Por cierto esa actitud del artista renunciaba a la venta y los burgueses no podían invertir su plata; para mi las especulaciones valen sólo las de tipo poético, comprar una obra para entablar un dialogo.
El autor de este chiste-verdad violentador es gran amigo mío, yo quería decirle un montón de cosas respecto a esa actitud pero a veces tengo lagunas, entonces le escribí una carta que nunca envié, soy perezoso. Una de las cosas que le decía era que, junto con Van Riel, eran heroicos por tan desinteresada postura. Hoy a muchos años de distancia tengo necesidad de reivindicar ese noble gesto porque nadie es capaz de ser esencial.
La nada que se exponía en Van Riel, no era la nada en sí, quería denunciar el vacio de ayer, de hoy, de la civilización occidental, Barilari*2! tu gesto va mas allá del tajo de Fontana de esa herida cósmica como ultima postura. Vos representaste la nada con simples rollos de papel, sin intervenir.
La suerte de Barilari, gran ingenio vago, está en que sabe ser también ejecutivo y se le importa un bledo de nada y permitirse el lujo de las actitudes extremas.
Lo que más le gusta es reírse a carcajadas y llenar las galerías de Buenos Aires de humor. Últimamente lo he encontrado justo en una de ellas, casi no lo reconocí porque de 120 Kg. había rebajado a 70 Kg. Era como si fuera el fantasma de sí mismo. Una coqueta señora le pregunto cómo había hecho para llegar a eso, con la calma más extraordinaria de este mundo le contestó que tenía cáncer, y le pidió que le tuviera lástima, mucha lástima. La señora se alejo de prisa por el miedo de ser contaminada. Querida señora; Barilari no tiene cáncer y nunca lo va a tener porque tiene buena psicología, de lo único que puede contaminarnos es de su alegría de vivir, su fe en el prójimo inteligente, yo creo que durante toda su vida será capaz de inyectarnos fuerza, locura de poeta.
De lo que verdaderamente tenemos que tener miedo es que nos enseñe a amar la poesía auténtica, que no es cosa práctica, y perdernos.
Extraído de una publicación de la Fundación San Telmo / Junio 1987
Editados originalmente por Víctor Najmías, Art Gallery International.
Alrededor del 65 visité una exposición insólita que a nadie llamó la atención, ni a los críticos más suspicaces. Lo gracioso del asunto es que las obras no podían adquirirse, casi no existían. Por cierto esa actitud del artista renunciaba a la venta y los burgueses no podían invertir su plata; para mi las especulaciones valen sólo las de tipo poético, comprar una obra para entablar un dialogo.
El autor de este chiste-verdad violentador es gran amigo mío, yo quería decirle un montón de cosas respecto a esa actitud pero a veces tengo lagunas, entonces le escribí una carta que nunca envié, soy perezoso. Una de las cosas que le decía era que, junto con Van Riel, eran heroicos por tan desinteresada postura. Hoy a muchos años de distancia tengo necesidad de reivindicar ese noble gesto porque nadie es capaz de ser esencial.
La nada que se exponía en Van Riel, no era la nada en sí, quería denunciar el vacio de ayer, de hoy, de la civilización occidental, Barilari*2! tu gesto va mas allá del tajo de Fontana de esa herida cósmica como ultima postura. Vos representaste la nada con simples rollos de papel, sin intervenir.
La suerte de Barilari, gran ingenio vago, está en que sabe ser también ejecutivo y se le importa un bledo de nada y permitirse el lujo de las actitudes extremas.
Lo que más le gusta es reírse a carcajadas y llenar las galerías de Buenos Aires de humor. Últimamente lo he encontrado justo en una de ellas, casi no lo reconocí porque de 120 Kg. había rebajado a 70 Kg. Era como si fuera el fantasma de sí mismo. Una coqueta señora le pregunto cómo había hecho para llegar a eso, con la calma más extraordinaria de este mundo le contestó que tenía cáncer, y le pidió que le tuviera lástima, mucha lástima. La señora se alejo de prisa por el miedo de ser contaminada. Querida señora; Barilari no tiene cáncer y nunca lo va a tener porque tiene buena psicología, de lo único que puede contaminarnos es de su alegría de vivir, su fe en el prójimo inteligente, yo creo que durante toda su vida será capaz de inyectarnos fuerza, locura de poeta.
De lo que verdaderamente tenemos que tener miedo es que nos enseñe a amar la poesía auténtica, que no es cosa práctica, y perdernos.
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*1 - ALDO PAPARELLA
Aldo Paparella (Minotauro, Italia, 1920 – Buenos Aires, 1977)*1 - ALDO PAPARELLA
En 1950 llega a Buenos Aires. Sus comienzos en Italia, están orientados a la actividad pictórica. A partir de 1957, ya en Buenos Aires, se lanza al hacer escultórico. A partir de 1963 incorpora materiales de desecho. En 1958, integra la muestra “Panorama de la Escultura No Figurativa en la Argentina”. En 1971 comienza la serie de “Monumentos Inútiles”, realizados con materiales pobres, donde retoma los monumentos romanos reinterpretados desde su época. En 1971, acompañado por Libero Badii, Horacio Coll, Enio Iommi, Alberto Heredia y Aldo Pellegrini, participa en la muestra “El artista y el mundo del consumo”, presentada con un manifiesto de por medio. Es el manifiesto “Proposición: la neoescultura en mi tiempo” (1972).
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*2 - ENRIQUE Barilari
Buenos Aires, 1927-2002
Estudia con el dibujante húngaro Lajos Szalaj. En 1955 presenta su primera muestra individual en la Galería Antígona. En 1959 integra el Movimiento Informalista. Concurre, en 1960 y 1961, al Premio Ver y Estimar. Expone en la Primera Exposición Internacional de Arte Moderno, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en 1960.
Un año más tarde es invitado a la muestra Arte Contemporáneo Argentino en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, Brasil. Participa en Arte Destructivo en 1961 y en Pintura espejismo en 1963. Junto con Víctor Grippo, Kenneth Kemble y Emilio Renart expone en Investigaciones sobre los procesos de la creación en la Galería Vignes, en 1966. En 1968 participa en El árbol de los juegos en la Galería El Taller junto a Ernesto Deira, Manuel Espinosa, Kenneth Kemble, Luis Felipe Noé, Marie Orensanz, Martha Peluffo, Federico Peralta Ramos y otros. No vuelve a exponer hasta 1984 cuando se presenta con pinturas figurativas en la Galería Ruth Benzacar. En 1985expone en la Reynold C. Kerr Gallery de Nueva York. En agosto de 1997 se inaugura su última exhibición en la Galería Art House.
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