La semana pasada, en el Espacio de la Fundación Telefónica se presentó el libro Historia crítica del video argentino, una coedición de Malba – Fundación Costantini y Espacio Fundación Telefónica.
Según palabras de Carmen Grillo, directora de la Fundación Telefónica, este libro nace ´del espíritu de producir un material académico referencial sobre a historia del videoarte en la Argentina´
Ver detalles del libro.
Compilado por Jorge La Ferla -reconocido investigador en medios audiovisuales y realizador de video, televisión y multimedia-, el libro reúne doce textos originales que ofrecen diversas miradas sobre la historia del videoarte en la Argentina. Sus tiempos y formas, sus distintas concepciones, su relación con la escultura, el objeto y las instalaciones de arte y los cruces con otros medios como la TV, el cine experimental, los documentales y los medios digitales, sumados a un completo apéndice con bibliografía especializada.
Según palabras de Carmen Grillo, directora de la Fundación Telefónica, este libro nace ´del espíritu de producir un material académico referencial sobre a historia del videoarte en la Argentina´
Ver detalles del libro.
Compilado por Jorge La Ferla -reconocido investigador en medios audiovisuales y realizador de video, televisión y multimedia-, el libro reúne doce textos originales que ofrecen diversas miradas sobre la historia del videoarte en la Argentina. Sus tiempos y formas, sus distintas concepciones, su relación con la escultura, el objeto y las instalaciones de arte y los cruces con otros medios como la TV, el cine experimental, los documentales y los medios digitales, sumados a un completo apéndice con bibliografía especializada.
Jorge La Ferla, en Por una historia crítica del video argentino, escribe:
Esta publicación es el resultado de un proyecto editorial de largo aliento que cristaliza en este libro-concebido como un manual de estudio y consulta-, al que proponemos como una historia critica del video argentino, a través de una compilación organizada en doce textos originales-producidos especialmente para ello- sobre un fenómeno central en el campo de las artes audiovisuales del país, como lo ha sido el video en este medio siglo.
(…)
El video argentino se destaca en toda su historia por haber estado alejado del sistema de
poder, a diferencia del cine y la televisión. Una actitud rara en el panorama local, que ha ido en desmedro en la obtención de ayudas económicas o subsidios, pero que ha redundado en su ética, en su independencia y en su vocación de experimentación artística. La existencia del video argentino cuestiona las maneras tradicionales como se relacionan la creación artística, la autoría y la educación en las artes audiovisuales en el contexto paradójico de un medio sobrecargado de escuelas cine. Por esto entendemos este proyecto editorial como una propuesta de investigación que revela la trascendencia del video en el paisaje audiovisual argentino, dominado aún por el gran deseo de producir cine, pero dentro del cual se ha venido desarrollando un movimiento que se encuentra cercano a cumplir medio siglo.
La lectura de estos doce textos decanta no sólo la complejidad en catalogar, o estructurar, la profusa producción de video argentino, donde se cuestiona eso que parecía como determinante obligatoria en cuanto a referimos al videoarte, o a una de sus acepciones más habituales, el video de creación o experimental. Por eso, la elección del genérico "video" la proponemos como un recorte, amplio y ambiguo, del campo de estudio de este proyecto editorial. Esta categoría de "T video, en su inscripción argentina, nos refiere también a una reminiscencia de Estado y nación, que considera la relación de identificación con algo tan difícil de definir como nuestro entorno nacional, cultural e histórico, que, como señala Alonso, funciona como una posible pertenencia de todo este movimiento. Esto incluye asimismo a los realizadores que residen y producen en el exterior, los cuales evidencian una formación y una visión del entorno que siguen siendo diversas en los países en los que viven actualmente, donde su condición de extranjeros ha ido confluyendo en procesos artísticos en que su origen parece determinar una visión del mundo.
A pesar de no poseer espacios propios, la presencia del video argentino ha sido importante en diversos ámbitos de exhibición -festivales, galerías, institutos, museos y otros-, así como objeto de estudio y enseñanza en distintos organismos académicos. Esto implicó la paulatina inclusión de intelectuales y teóricos no pertenecientes específicamente al mundo del video, quienes vienen contribuyendo con otras miradas no tradicionales en un aporte diverso para la crítica y el estudio del fenómeno de las artes visuales electrónicas. Ampliar la participación ti a otras vertientes de pensadores fue una decisión que primó en la realización de este libro.
Creemos que ello no sólo contribuye a enriquecer la visión y el pensamiento sobre el tema, sino que rompe ese aislamiento que se venía dando del medio video con relación al exterior y a la distancia del mundo académico e intelectual, con respecto a analizar el video desde sus propias prácticas de pensamiento.
La historia del arte y los medios audiovisuales de estas últimas décadas en la Argentina es testimonio de la existencia de creadores que vienen produciendo, desde el video, un trabajo comprometido en la concreción de obras que entendemos como un empeño ético en la materialización creciente de una razón creativa. La función de esta publicación fue relevar ese proceso de una manera analítica y conceptual. Frente a una acuciante cuestión de fondo, como es la pérdida de la singularidad en los medios de comunicación, este proyecto se afirma en una defensa de la alteridad y la originalidad, que dieron lugar a esta variedad admirable de obras de video, así como en una mirada crítica que proviene de la interpretación, investigación y estudio de su historia. Creemos que el gran desafío del audiovisual es intentar mantener el espíritu conceptual y radical que siempre tuvo el video experimental argentino en su historia y que hemos estimamos imprescindible relevar y, por lo tanto, expandir, a través de su estudio.
Esta actitud del audiovisual experimental ha sido particularmente molesta, pues se ha venido enfrentando al consenso del espectáculo y a la insoportable banalidad de ciertos conceptos alrededor de las artes y los medios, particularmente en el cine y la TV. La defensa de esta alteridad será cada vez más difícil y peligrosa de sostener, pero esta historia crítica demuestra su trascendencia en el campo de las artes y los estudios visuales en el país. Recordemos que esta historia está conformada por obras audiovisuales que han sido en su gran mayoría producidas por los mismos autores. Esta lamentable lentitud en el reconocimiento del video argentino por parte de los organismos oficiales dedicados al audiovisual también ha favorecido la búsqueda experimental, sin condiciones ni límites, en un repertorio de obras que se caracterizan por la independencia ideológica frente a un sistema empeñado en encuadrar todas las artes audiovisuales en la funcionalidad del consumo y el espectáculo.
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El video argentino se destaca en toda su historia por haber estado alejado del sistema de
poder, a diferencia del cine y la televisión. Una actitud rara en el panorama local, que ha ido en desmedro en la obtención de ayudas económicas o subsidios, pero que ha redundado en su ética, en su independencia y en su vocación de experimentación artística. La existencia del video argentino cuestiona las maneras tradicionales como se relacionan la creación artística, la autoría y la educación en las artes audiovisuales en el contexto paradójico de un medio sobrecargado de escuelas cine. Por esto entendemos este proyecto editorial como una propuesta de investigación que revela la trascendencia del video en el paisaje audiovisual argentino, dominado aún por el gran deseo de producir cine, pero dentro del cual se ha venido desarrollando un movimiento que se encuentra cercano a cumplir medio siglo.
La lectura de estos doce textos decanta no sólo la complejidad en catalogar, o estructurar, la profusa producción de video argentino, donde se cuestiona eso que parecía como determinante obligatoria en cuanto a referimos al videoarte, o a una de sus acepciones más habituales, el video de creación o experimental. Por eso, la elección del genérico "video" la proponemos como un recorte, amplio y ambiguo, del campo de estudio de este proyecto editorial. Esta categoría de "T video, en su inscripción argentina, nos refiere también a una reminiscencia de Estado y nación, que considera la relación de identificación con algo tan difícil de definir como nuestro entorno nacional, cultural e histórico, que, como señala Alonso, funciona como una posible pertenencia de todo este movimiento. Esto incluye asimismo a los realizadores que residen y producen en el exterior, los cuales evidencian una formación y una visión del entorno que siguen siendo diversas en los países en los que viven actualmente, donde su condición de extranjeros ha ido confluyendo en procesos artísticos en que su origen parece determinar una visión del mundo.
A pesar de no poseer espacios propios, la presencia del video argentino ha sido importante en diversos ámbitos de exhibición -festivales, galerías, institutos, museos y otros-, así como objeto de estudio y enseñanza en distintos organismos académicos. Esto implicó la paulatina inclusión de intelectuales y teóricos no pertenecientes específicamente al mundo del video, quienes vienen contribuyendo con otras miradas no tradicionales en un aporte diverso para la crítica y el estudio del fenómeno de las artes visuales electrónicas. Ampliar la participación ti a otras vertientes de pensadores fue una decisión que primó en la realización de este libro.
Creemos que ello no sólo contribuye a enriquecer la visión y el pensamiento sobre el tema, sino que rompe ese aislamiento que se venía dando del medio video con relación al exterior y a la distancia del mundo académico e intelectual, con respecto a analizar el video desde sus propias prácticas de pensamiento.
La historia del arte y los medios audiovisuales de estas últimas décadas en la Argentina es testimonio de la existencia de creadores que vienen produciendo, desde el video, un trabajo comprometido en la concreción de obras que entendemos como un empeño ético en la materialización creciente de una razón creativa. La función de esta publicación fue relevar ese proceso de una manera analítica y conceptual. Frente a una acuciante cuestión de fondo, como es la pérdida de la singularidad en los medios de comunicación, este proyecto se afirma en una defensa de la alteridad y la originalidad, que dieron lugar a esta variedad admirable de obras de video, así como en una mirada crítica que proviene de la interpretación, investigación y estudio de su historia. Creemos que el gran desafío del audiovisual es intentar mantener el espíritu conceptual y radical que siempre tuvo el video experimental argentino en su historia y que hemos estimamos imprescindible relevar y, por lo tanto, expandir, a través de su estudio.
Esta actitud del audiovisual experimental ha sido particularmente molesta, pues se ha venido enfrentando al consenso del espectáculo y a la insoportable banalidad de ciertos conceptos alrededor de las artes y los medios, particularmente en el cine y la TV. La defensa de esta alteridad será cada vez más difícil y peligrosa de sostener, pero esta historia crítica demuestra su trascendencia en el campo de las artes y los estudios visuales en el país. Recordemos que esta historia está conformada por obras audiovisuales que han sido en su gran mayoría producidas por los mismos autores. Esta lamentable lentitud en el reconocimiento del video argentino por parte de los organismos oficiales dedicados al audiovisual también ha favorecido la búsqueda experimental, sin condiciones ni límites, en un repertorio de obras que se caracterizan por la independencia ideológica frente a un sistema empeñado en encuadrar todas las artes audiovisuales en la funcionalidad del consumo y el espectáculo.
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