domingo, 24 de agosto de 2008

Alberto Greco. Encuentro con Marcel Duchamp


ALBERTO GRECO EN LA GALERÍA EDURNE DE MADRID

FUNDACIÓN FEDERICO JORGE KLEMM



GRECO EN NUEVA YORK
Encuentros con Marcel Duchamp

Textos del catalogo de Alberto Greco
MNBA


ALBERTO quería conocer a Marcel Duchamp, el cual estaba con la Galería de Ebson en Madison, donde actualmente está Sodovich; en el mismo edificio había una galería de un francés muy conocida en esa época. Decidimos quedar en esta última galería, yo llegué y al ratito llegó Marcel Duchamp, una persona extraordinaria tanto par su forma de estar como por el interés que mostraba por todo. Estuvimos esperando y al cabo de media hora, cuando Marcel y el galerista ya estaban nerviosos llegó Alberto que, gracias a su manera de ser, no sólo hizo olvidar el retraso sino que al minuto parecían ser íntimos. Después se hicieron amigos, Alberto iba a jugar al ajedrez a su cosa del Village, en la 14, al menos eso era lo que me decía.

Lo que te puedo decir es que él llegaba a cualquier sitio, podía llegar tarde, podía hacer lo que quisiera y con su sonrisa y esos ojos que tenía transformaba a la otra persona.
(Entrevista con Zulema Damianovich).

2. Duchamp firma el catálogo de Greco
...Algunos años después, cuando le acompañaba a una cita con
Marcel Duchamp a la Galería Pierre Matisse de Nueva York, Greco había cambiado su atuendo invernal por una toga de algodón que le convertía en buda tibetano, era un verano agobiante. Cuando llegamos, después de habernos equivocado varias veces de metro Duchamp lo esperaba desde hacía medio hora. Greco sacó de entre las mangas de su toga una arrugada hoja de papel blanco con algunos dibujos y sin excusarse por el retraso le dijo al famosísimo Duchamp: ´Ecrivez ici, vive Greco y signez´ Duchamp obedeció sin inmutarse. Así conseguía Greco la portada del catálogo para la exposición que preparaba.

(Andrés Monreal: Fragmento de un texto remitido a Claudio Badal).
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Alberto Greco
Un extravío de tres décadas
C.C.BORGES marzo 1996




Fragmento del Prólogo de Jorge López Anaya

para el catálogo de la muestra
Alberto Greco
Un extravío de tres décadas
C.C.BORGES marzo 1996




El hallazgo
Según parece, Greco dejó en depósito unas telas, en la casa de unos amigos en la Costa Brava. Años después la casa fue vendida. Sus propietarios encontraron un rollo con telas pintadas y las cedieron a un joven artista para que pintara sobre ellas. Quién sabe por qué, éste pintor español las depositó en su taller. Nunca las necesitó, pero un día descubrió quien era su autor al hojear el catálogo de la muestra de Greco en el IVAM.

Treinta años después de la muerte de Greco, doce de estas telas llegan a Buenos Aires. Su estado de conservación no siempre es bueno, algunas obras han sufrido mermas en la superficie pintada, pero otras están en un estado que casi no parecen haber soportado un olvido tan largo. De cualquier modo, todas merecen atención.

Dos de ellas están pintadas en conjunto con Antonio Saura y fueron dedicadas al asesinato de Kennedy. (ver) Existe una foto, tomada en Madrid en 1964, que muestra a los artistas frente a estas telas. Una obra individual de Greco, igualmente, tiene como referente el asesinato de Dallas.
Entre las restantes piezas, algunas pertenecen a sus típicas superposiciones de imágenes y de manchas, de escrituras y de collages, todo ello interceptado por signos y caricaturas, por marcas intencionales o azarosas. Otras presentan su apellido, 'Greco', sobredimensionado, casi como tema único de la pintura.


Asimismo, dos telas conservan en su dorso unas siluetas pintadas con gris y negro. Son los resultados de las "incorporaciones de personajes vivos".
En esa época (octubre de 1963), la prensa española aún titulaba una de sus notas dedicadas a Greco: El primer farsante de la temporada. Además, la encabezaba con un supuesto diálogo:

Que lo encierren en un manicomio! –Grito una mujer
-Que lo metan en una jaula -pidió un obrero que volvía del trabajo,
-¡Gamberro, gamberro! -Coreaba la gente

En 1991, en el IVAM, se presentó la mayor muestra dedicada a Greco, Se la pudo ver; un año más tarde, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires,
Según parece, a Greco ya nadie le grita ¡gamberro, gamberro!
Por López Anaya, Buenos Aires, octubre de 1995
Para el catalogo de la muestra ALBERTO GRECO, un extravío de tres décadas. C. C. Borges marzo 1996



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ALBERTO GRECO EL MAGO DE BUENOS AIRES*

Por Germaine Derbecq
(fragmento)
Extraído del catálogo de la muestra de Greco en el MNBA

(…)El Arte Informal no es el de los visionarios del Arte Bruto, es una especie de compromiso entre un Arte Bruto y un Arte Culto: Arte Culto en su concepción y en sus técnicas, Arte Bruto en su oficio. Decía Greco: `Cuando llegué de Brasil mi sueño era formar un movimiento informalista, fuerte, agresivo, contra las buenas costumbres y las formalidades.
Se impuso lo peor del informalismo: lo decorativo, lo fácil, aquello que no soporta ser visto dos veces.´

Los informalistas del mundo entero, a pesar de las carreras contra el reloj, de las protestas, del vacío del cerebro, delante de la obra a realizar, de los deliberados gestos de expulsión, son conscientes de lo que hacen ¿podría ser de otro modo?

Los jóvenes artistas conocen sus clásicos del momento como lo palma de sus manos, ¿cómo barrer con esto?

A falta de una inocencia que no se recupera jamás, es posible cambiar el estado de conciencia. Es lo que han hecho los artistas del Grupo Arte Nuevo. Ver en esto una mistificación es peligroso. Además habría que entender dónde empieza la mistificación. Romper con los medios tradicionales podría ser una fuente de juventud.

En cuanto o Alberto Greco, el mago de Buenos Aires, con su barba rubia, sus ojos inquietantes y su estrella de clavos sobre el pectoral, es la imagen viva de su inconformismo. A su cuadro no le es suficiente la pared, desciende en la arena, o más bien se mezcla entre los espectadores.
El cuadro sale del marco, se expande en la sala de exposición, dos bastidores cuadrados recubiertos de tela de arpillera deshilachada, aterciopelada, de un isabelino indefinido, sirven de telón de fondo o un tronco de árbol medio calcinado, de un negro intenso. Es un conjunto poético-plástico, de sutil sensualidad color materia…

…Se dirá ¿por qué confundir lo pintura y el arte con estas locuras?
Expresar la emoción a través de los medios plásticos es el principio y el fin del arte, los medios son innombrables como los hombres. El objetivo se alcanza si los medios son expresivos.

…En conclusión, la obra de Greco, a pesar de la falta casi total del color, da una impresión de juventud y de alegría, una alegría que no es tonta exuberancia, sino la verdadero alegría, lo de los que comienzan o sentirse a sus anchos dentro de su piel de hombre.

Le Quotidien, Paris, 19óO.
Traducido y vuelto a publicar en
ARTINF, n"º66-67, 1987

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Alberto Greco, farsante y ángel liberador *1

por Luis Felipe Noé /1970

"Greco es un gran artista", decían unos.
"Greco no existe, es un mito, es un farsante", decían otros.

Alberto Greco era un gran artista, era un mito, era un farsante. Todos tenían razón. Pero existía y sigue existiendo
Toda afirmación que se haga sobre una determinada persona o sobre la obra de ella, si es honestamente hecha, es cierta. Pero puede carecer de perspectiva para ver el todo que hace a esa persona al querer transformar esa afirmación en un juicio valorativo. La gente necesita juzgar, aceptar o rechazar a los demás. Es un modo de construir sus propios límites, un caparazón donde protegerse. En un ambiente como el nuestro Greco era un factor irritante. Para él no había límites.

Significaba una voluntad de cultura que, para crecer necesita borrar los prejuicios. Su delirio era la realidad cotidiana, pero allí donde ésta se quiebra, donde explotan sus vísceras. El horror sórdido se transformaba en él en un sueño de belleza, de bondad o en una risa explosiva. Gozaba del mundo gastado de las viejas letrinas. El se colocó vivo en el mismo punto donde se funden y se separan la corrupción y la esperanza. La esperanza era su rebeldía y la corrupción era lo que nutría su rebeldía. Esta es la razón por la cual el juicio sobre Greco se hacía y se hace imposible: El detestaba los juicios y consiguió con su muerte, una vez ausente su desafiante presencia, que los juicios severos sobre él se evaporaran. Entonces comenzó la presencia tan solo de su mito, de los mil relatos sobre él. De ese mito que lo acompañó en su vida y que hacía que se cayera en él como tema, tanto para maldecirlo como para defenderlo, en mil conversaciones del ambiente artístico. Se había convertido en un personaje de leyenda. Y cuando la sociedad convierte un personaje real en un personaje de leyenda es que necesita de él.

Le significa algo. Lo que Greco significa era la liberación del prejuicio. Por esto sus propias víctimas eran quienes coqueteaban con él. Lo verán como un ángel liberador y él gozaba muchísimo con está burla del destino. Así pasaba muchas veces, reiteradamente, de la miseria y la sordidez al halago de las sociedades más cerradas y viceversa. Niño terrible, niño mimado. Pero también hombre maldecido. Y sobre todo, una innominada angustia que era el motor de todo lo que él era.
Esa angustia le exigirá vivir el papel de la afirmación de su yo. Y en esa angustia reírse, no de la gente, no de él, sino de su relación con la gente. Por esto sus carteles en la calle, "Greco, que grande sos". O su saludo de Navidad y Año Nuevo con un afiche a toda su "hinchada", Fue su último saludo de esta naturaleza.
Algunos dicen que era un "dadá" tardío. No. Era, en cambio, un precursor del rompimiento de prejuicios en nuestro país. ¿Qué importa que ese rompimiento se hubiera hecho en Europa si aún vivía en Buenos Aires?

Pero además, su estética o mejor dicho su antiestética, no era "dadá". Tampoco era informalista. Esta última fue la etiqueta con que se lo reconoció y que fue uno de sus tantos disfraces. A través de su informalismo, pero mucho más, a través de su Vivo Dito *2, quería plantear la reivindicación de la vida en lo más "deleznable" que tiene. Allí veía a la vida misma.

Por esto su actitud era precursora del "pop art", aún cuando su forma de manifestarse estaba muy lejos de adquirir la forma exterior que tiene éste (acondicionada por una sociedad masiva e industrial que no era la de él). Su Trasfondo era expresionista. Pero su explosión estaba orientada a la búsqueda de nuevas posibilidades. A pocas personas el nombre de vanguardia se les podía colocar mejor. Por esto él menoscababa sus casi desconocidos y magníficos dibujos hechos con sus vísceras, verdaderas radiografías de sus crisis y de esa corrupción que nutría su rebeldía. Violentísimos, sin embargo, no eran gesto de rebelde sino que expresaban
la necesidad y la voluntad de rebeldía. Alguien le dijo: " iQué lástima que usted qué es tan buen pintor se dedique a todas esas pavadas intrascendentes como el Vivo Dito!" A lo que él respondió: "Si, pero de lo que hablan es de mis pavadas y no de mis cuadros. Lo que le importa a la gente son mis pavadas. ¿Serán entonces pavadas?".

Como todo amoral con talento sabía qué razón auténticamente moral lo había llevado a estar por encima de la moralidad general. Y en esta forma entonces se transformaba en un moralista. Le aplicaba este dicho a su fantasmal tía Ursulina: ¨Cuando tengas un defecto exagéralo hasta el punto que se convierta en una virtud". Su irreverencia no tenía límites pero su sensibilidad era fundamentalmente religiosa. Y en esa medida fue una especie de brujo sacerdote y había convertido al arte en una misa negra. El sabía bien que el deber del artista es ir revelando campos velados, borrar los límites y luchar contra el lugar común.

Pocas veces he visto un artista tan cabal como él. Y lo era por todos sus actos, porque en todos sus actos llevaba aquella voluntad. Estupendo dibujante, excelente escritor. Estas formas de manifestación, pese a ser las más desconocidas por el público de todo lo que él hacía (más conocido como escandalizador y pintor) constituían para muchos lo más aplaudible de su obra. Sin embargo, esencialmente, fue un real artista por encima de todas las formas de manifestación. Por esto tocó a casi todas, sin encerrarse en ninguna y tratando de borrarle los límites teóricos a cada una de ellas. El convertía en arte, con su dedo extendido, a todas las
cosas que le impresionaban. Sin traslaciones que falsean la crudeza, sin traducciones a la tela sino lo que era. Con un dedo señalando hacía reconocer a la sensibilidad que un mendigo o una ridícula señora eran obra de arte.

Hasta a ellos les alcanzaba así el beneficio de lo estético o sea de lo que el mundo es capaz de aceptar. Esto era el fundamento de su 'Vivo Dito". Pero el mundo no era capaz de aceptarlo y no entendió su 'Vivo Dito". Este no podía constituir una tendencia. El 'Vito Dito" era Greco, su sensibilidad.

Era un farsante. Si. ¿Qué significa ello? farsante es quien vive la farsa. Greco sentía a la vida como una gran farsa en la que un día es algo que al día siguiente está lejos de serio. El vivía la farsa del mundo. La gozaba. Y la amaba como un niño sorprendido. Con candor. Y en este candor ante la vida residía su bondad y su maldad. Vivía así papeles en su vida muy diversos y opuestos. Todos como si cumpliera un rito con la vida.

Así fue gastando posibilidades de ser. El necesitaba sentir que podía tener al mundo con él. Conocer sus secretos. Se enamoraba del misterio. Hasta que lo poseía.
Se desesperaba por tener aquello que, cuando lo tenía, le restaba valor. Su última posibilidad de ser fue la de haber sido, la de la muerte. Con ella consiguió reunir todas las posibilidades en el personaje de leyenda, en el mito Greco. El jugó con idea de la muerte. Cuando murió muchos creyeron que era una broma. Y lo esperaban aparecer.

Pero como todo personaje de leyenda no aparecerá nunca, siempre se lo esperará porque en el mito está vivo. Y ahora, más que nunca, es un ángel liberador.

*1 Luis Felipe Noé /Artículo inédito escrito en 1970. que forma parte del catálogo de la muestra Alberto Greco Un extravío de tres décadas C.C.BORGES marzo 1996


*2 En Génova publica el Manifiesto Dito dell´ArteVivo, en idioma italiano, fechado el 29 de julio de 1962
El arte vivo es la aventura de lo real. El artista enseñará a ver no con el cuadro sino con el dedo. Enseñará a ver nuevamente aquello que sucede en la calle. El arte vivo busca el objeto, pero el objeto encontrado lo deja en su lugar, no lo transforma, no lo mejora, no lo lleva a la galería de arte. El arte vivo es contemplación y comunicación directa. Quiere terminar con la premeditación que significa la galería y la muestra. Debemos meternos en contacto directo con los elementos vivos de nuestra realidad. Movimiento, tiempo, gente, conversaciones, olores, rumores, lugares y situaciones. Arte Vivo, Movimiento Dito. Alberto Greco /1962

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