jueves, 16 de julio de 2009

MUSEOS: Diseño decorativo y diseño discursivo

EI MUSEO HIPERMEDIA
Isidro Moreno.
Doctor en Ciencias de la Información
por la Universidad Complutense de Madrid.
Profesor Titular de la Facultad de Ciencias de la Información
de la Universidad Complutense de Madrid
.


Trabajo presentado para su publicación en la revista Kepes, proyecto del GRUPO EN DISEÑO VISUAL del Departamento de Diseño Visual de la Universidad de Caldas. Colombia.

Diseño decorativo y diseño discursivo

Si los nuevos museos constituyen un paradigma hipermedia, también deberán converger múltiples especialidades en su creación, desarrollo y conservación;
En esta estrecha colaboración de especialidades descansan las claves para lograr una real evolución, hacia un nuevo museo, aunque no sea fácil llegar a ese necesario equilibrio.

El arquitecto, tanto si se trata de un nuevo espacio, como si se reutiliza otro existente tiende a pensar exclusivamente como tal, museólogo siete que el espacio museográfico es su casa, el diseñador piensa en la estética más que en la expresión, los comunicadores (guionistas, realizadores…) quedan relegados a la realización de floreros tecnológicos, no sea que confundan ficción con realidad, y estos tienden a trasladar los documentales televisivos al museo o a crear un sistema interactivo para el museo similar al que harían para difundirlo en un soporte material (CD-ROM, DVD...) o en un soporte inmaterial en línea ( Internet).

En la creación de ciertos museos a los diseñadores no les transmiten conceptos sólidos y esto hace que se produzcan desajustes importantes entre diseño y expresión, predominando el primero. No es raro encontrar efectos escenográficos fuera de contexto, procesos que no se entienden, cartelas que no se leen...

Es fundamental crear un discurso narrativo hipermedia con una sólida base científica que ponga el espacio, el tiempo, los personaje y las acciones al servicio de los contenidos materiales o inmateriales del museo, un discurso que devuelva la vida a los procesos, que haga participes a las personas del saber representado y que produzca interacciones informáticas y emocionales para conocer y fijar el conocimiento. Lo atractivo y divulgativo no está reñido con lo riguroso, y lo lúdico puede redundar a favor de la comunicación. El Diseño debe ponerse al servicio de la expresión.

Un buen ejemplo de efecto expresivo muy espectacular puede disfrutarse en el Museo Nazionale del Cinema de Turín www.museonazionaledelcinema.it/ en/ cover_en.php, situado en la impresionante Mole Antonelliana, uno de los monumentos más significativos de la ciudad. La exposición trepa par una rampa interior del gran tronco de la torre e incorpora un buen número de pantallas. EI espacio es oscuro y se juega con luces y sombras, la mejor manera de representar el cinematógrafo. En un determinado momento, cesan las proyecciones, se repliegan las pantallas y se abren las múltiples ventanas de la torre. El espacio se inunda de luz y se disfruta de la visión interior del edificio a la vez que se pierde la magia de la exposición. Pasados unos momentos, las ventanas se cierran, las pantallas se extienden y vuelven las proyecciones.
Luces y sombras, bello, espectacular y expresivo efecto que resume la esencia del cine y, además, nos permite observar el edificio que alberga el museo; un monumento en sí mismo.

Cuando el espacio que cobija el museo no es de nueva construcción, como la Mole Antonelliana de Turín, se plantea un doble reto: lograr que este al servido de los nuevas contenidos sin desvirtuar sus valores intrínsecos. En el museo del Enganche que yo mismo concebí para la Fundaci6n Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre de Jerez, los carruajes y carrozas principales se exponen en una nave bodeguera histórica con techos altísimos y grandes columnas. Los técnicos planteaban, por ejemplo, colgar los focos para iluminar los carruajes en dichas columnas, lo que producía una contaminación visual del espacio aéreo de la bodega. Finalmente optamos par cañones camuflados en el techo que bañan de luz las carrozas centrando perfectamente la atención en ellas y delimitan un perímetro alrededor que no se atreve a invadir el visitante. Así se evita la colocación de cualquier tipo de barrera física y la luz reflejada por las piezas unidas a la que desprenden las vitrinas es suficiente para moverse por el museo. Esta iluminación puntual resalta el valor de los carruajes, respeta los elementos arquitectónicos de la bodega y recuerda el ambiente reposado y de penumbra que siempre tuvo.

En Towards a new museum, Victoria Newhouse (1998) planteaba la novedad del nuevo museo a través de su continente, ya que su libro glosa la arquitectura de los museos de nueva construcd6n con deslumbrantes ejemplos como el Guggenheim de Bilbao de Frank O. Gehry, la Gotetz Collection de Munich de Jacques Herzog y Pierre de Meuron, el Kiasma Museum for Comtemporary Art de Helsinki de Steven Holl y tantos otros. Para clasificar estos espectaculares continentes, no duda en perpetuar los tópicos del museo más tradicional. (…)

En los museos de nueva construcción prima la singularidad arquitectónica, y rara vez, se tienen en cuenta los contenidos que alojará. De hecho, el proyecto museológico y museográfico en muchas ocasiones se hace una vez encargado y, a veces, construido el edificio. Al arquitecto apenas se le dan pistas de las necesidades museográficas. Todo el mundo, por ejemplo, alabó el tratamiento de la luz natural que había realizado Navarro Baldeweg para el Museo de Altamira (museodealtamira.mcu.es/post_index.html) de Santander en España, pero ¿Cuántos se preguntaron por el tipo de luz que necesitaba la museografía del mismo y sobre la versatilidad del tratamiento de esa luz? Habría que recobrar el concepto de " arquitectura ausente" al servicio de los contenidos para el interior de los museos de nueva construcción, y no me parece mal que el exterior adquiera un carácter macroescultórico como el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe ( www.cac.es/) de Valencia del arquitecto Santiago Calatrava, siempre que no mediatice los interiores; algo que si ocurre en este deslumbrante edificio.


Museo de las Ciencias Príncipe Felipe ( www.cac.es/) de Valencia del arquitecto Santiago Calatrava

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