domingo, 15 de febrero de 2009

ANTONIO ALICE: El argumento en el Arte Pictórico

ANTONIO ALICE *1
El argumento en el Arte Pictórico


Conferencia pronunciada el 15 de Julio de 1938 en el Instituto Popular de Conferencias, en el salón de actos de LA PRENSA. ( fragmento)
Señoras y Señores:
Invitado a ocupar esta tribuna, no sería sincero con mi propia conciencia, si ocultara la emoción con que afronto la responsabilidad que impone esta cumbre intelectual. Han desfilado por ella las más altas personalidades de la ciencias, de la literatura y de las bellas artes, impregnándola de una luz tan intensa que deslumbra a quien, como yo, se atreve a compartirla sin poseer los méritos necesarios para merecerla. En mi carácter de pintor, agradezco la honra que me han dispensado y que acepto con orgullo, porque se ha elegido al más humilde de los artistas para tributar un homenaje al arte de mi patria, a cuyo culto he consagrado las más puras, las más nobles, las más desinteresadas horas de mi vida. Vaya, pues, mi gratitud a la Honorable Comisión Directiva del Instituto Popular de Conferencias y a su ilustre presidente Doctor Carlos Ibarguren, que al presidirla con el prestigio de su talento, engrandece la obra magnífica y fecunda de sus antecesores.

Agradezco también las generosas y bellas palabras del Doctor Cupertino del Campo, con las cuales acrecienta mi deuda de cariño hacia él, puesto que por una circunstancia feliz de mi destino, fue el mismo Doctor del Campo quien hace cuarenta años -¡casi medio siglo! -me presentara al hombre maravilloso que me enseñó a recorrer el difícil camino del Arte. Me refiero al maestro Decoroso Bonifanti, que, ahora, allá en su vieja Turín, llora de ternura cada vez que se acuerda de nuestro país.

Ruego se me permita, desde esta elevación a donde, por obra del maestro ha llegado el discípulo, enviarle con el pensamiento a Bonifanti un saludo filial y antes de entrar en materia, cúmpleme expresar mi reconocimiento al respetable y calificado auditorio que ha tenido la gentileza de venir a escucharme.

Mi disertación se titula: "El Argumento en el Arte Pictórico”

Señoras y Señores:
El Arte -que es la más elevada y exquisita manifestación del espíritu humano -sufre en estos momentos una crisis de soledad y de miedo. El mundo vive acosado por graves cuestiones y preocupaciones materiales; los hombres, sacudidos como árboles por vientos de odio y de rencor, se deshojan y se desgajan en una vida estéril.Entre tanto, el Arte, rezagado, olvidado, negado, descreído, ambula por la tierra como un sonámbulo sin ruta, vagando a la ventura, con el alma llena de sueños, y los pies descalzos, a la manera trágica de la Cenicienta. El artista, condenado a idéntico destino, se siente desterrado de la tierra que pisa; su amor a la belleza es una religión escarnecida por los fariseos y así vemos al artista; entre los relámpagos del mundo, llevando a cuestas la misma cruz en que las turbas inconscientes quieren crucificarlo. Pero nada impedirá que el artista siga siendo un lírico, un romántico, un sempiterno soñador para quien -como dice Shakespeare -"todo tropiezo es una escala en el sendero escabroso de la Inmortalidad".

Y por eso el artista, aunque marche en la sombra, ha de mantener siempre encendida la antorcha de su ideal; y cuando ya no pueda continuar su carrera, cuando el dolor lo haga caer, no caerá con la tea, ni apagará la luz que el cielo le confiara. Hará como los griegos: entregará la antorcha al que viene detrás…

El Arte es una espiritualidad que los seres humanos necesitan para embellecer su propia vida, como ha menester de la religión para mantener la poesía del alma. ..

Asistimos a una gran evolución artística, que, como toda evolución humana, trae consigo una profunda desorientación espiritual. Sus causas son múltiples y cada una de ellas es digna de un estudio metódico y extenso que no cabe en los límites urgentes de una disertación. Una de esas causas principales, -a la que yo atribuyo importancia mayor -es la moderna arquitectura, que, en su progreso gigantesco dentro del campo material, ha permanecido indiferente, aislada, ajena al destino de sus propias hermanas: la Pintura y la Escultura.

En realidad, Señoras y Señores, la arquitectura se aleja en nuestros días, de aquel pasado glorioso e inmortal en que las tres artes se unían y se completaban en obras que asombraban a la humanidad por su belleza integral y perfecta.

Felizmente, este mal no es eterno. Hasta entre nosotros puede observarse ya una reacción halagadora. El Estado es quien ha iniciado esa reacción, bajo la asesoría correspondiente de la Dirección General de Arquitectura, a cuyo frente actúa el arquitecto Don José Hortal, hombre de inteligencia digna de aquellos espíritus emprendedores del renacimiento. Su preocupación y su entusiasmo para dar impulso en nuestro ambiente a la producción artística, merecen los más sinceros y espontáneos elogios.
Gracias a él, el patrimonio de nuestra riqueza espiritual y artística aumentará en provecho de las generaciones presentes y futuras.

Comienzo de la obra constructiva

La gran obra constructiva ha comenzado con los grandes palacios. El ejemplo se hará sentir en todas partes del país. Vemos renacer así, aquella manifestación de belleza que exteriorizaba la pintura mural y decorativa; daba al artista amplio campo para desarrollar su fantasía en concepciones de caudaloso contenido estético. ¡Valioso e inestimable elemento de cultura artística, para nuestro pueblo! No veremos ni apreciaremos solamente el esfuerzo personal o colectivo de las exposiciones. Exposiciones que -exceptuadas algunas -siguen repitiéndose con su ritmo monótono, pobre, inactual, sin una sola idea, como si el pensamiento del artista estuviera ausente de sus propios pinceles.
Y muchos piensan: ¿Para qué fatigarse en expresar ideas? Eso no hace falta. Pintar una botella o un zapallo, ¿qué más da? Un zapallo o una botella, ¡no son temas de sobra para crear en el arte una obra maestra? !Sí! A condición de que se refieran solamente a la botella o al zapallo...Pero, cuán difícil resulta la tarea si el artista pretende elevarse por encima de la fría naturaleza muerta; cuando desea expresar ideas superiores y aspira a hacer una abra de responsabilidad interpretativa, que reúna las tres condiciones esenciales: color, argumento y composición! Entonces, la labor requiere energías y sacrificios, fuerza de voluntad, disciplina, temperamento de estudioso y, sobre todo, pleno dominio de la técnica, condiciones éstas que poseyeron los grandes maestros de todas las épocas. Con tal base, más fácil será inspirarse en el vasto panorama de la vida y de la historia, campo inmenso para el artista que se sienta capaz de entregarse a la tarea como quien se entrega a un sacerdocio. El pintor hará su obra con esa esencia de calidad pictórica y, sea cual fuere el argumento de su cuadro, nadie podrá reprocharle por eso, que haya invadido el campo de la literatura. Se debe pintar lo que se siente, olvidando, ante todo, las recetas que la moda pretenda imponemos. En Arte, la moda es la tijera de podar que corrige la obra maravillosa de la Naturaleza.
*1
Pintor argentino. Nace en Buenos Aires el 23 de febrero de 1886. A los 12 años Cupertino del Campo lo lleva al taller del pintor Decoroso Bonifanti; con quien estudia 6 años. En 1904 se presenta al Concurso Nacional y obtiene el Premio Roma, lo que le permite viajar a Italia becado.
Muere en Buenos Aires el 24 de agosto de 1943.

Ver un excelente investigación sobre Antonio Alice en http://www.museoroca.gov.ar/articulos/bioalice.pdf

No hay comentarios: