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Pettoruti y el arte abstracto. 1914 -1949
Del 26 de Mayo al 27 de Junio
MALBA
Las 37 obras de Emilio Pettoruti que expone el Malba ofrece una síntesis que busca asumir no un Grado Cero de la abstracción que propulsaron Mondrian o Van Doesburg, sus contemporáneos, sino más bien, patentiza el cambio radical de la actitud con la que partió a Italia para conocer a los maestro del Renacimiento en un contacto directo y sin intermediarios, analizarlos y tomarlos como modelos. Fue esa misma penetración y observación en libertad y a favor de la imaginación, que le proponía el abuelo al estudiante de bellas artes nacido en La Plata, la que lo encaminó hacia los mayores acontecimientos que convulsionaban el arte de la época. Aquel joven veinteañero arribó en medio de la revuelta del futurismo, el constructivo y la abstracción los cuales, al rechazar la figuración clásica y también la impresionista, proponían una autonomía del estilo, y el cromatismo de las estructuras aun en las mismas formas de la naturaleza, aunque sin pretender acercarse a la figuración, que dejaban para la lente fotográfica, en su perspectiva referente al mundo visible. De regreso a nuestro país, después de una estridente e histórica exposición en la calle Florida y de dirigir hasta su expulsión el museo de Bellas Artes de su ciudad natal, Pettoruti pasó a exponer, aunque con muchos requisitos previos, también en algunos de los principales pueblos de la provincia de Buenos Aires. Aquel “Petto”, como ya entonces se lo conocía en el ambiente artístico, aceptaba mostrar una veintena de sus nuevos trabajos con la esperanza de incrementar sus reducidos ingresos. Así habría de hacerlo en el club Universitario de Quilmes, invitado por el pionero Víctor Roverano, actual designación del museo de Artes Visuales de aquella ciudad. Ludovico Pérez, (consagrado docente y artista plástico que en estos momentos expone en la Casa de la Cultura de esa ciudad), conserva vívida aquella muestra y la falta de ventas de las obras del mismo pintor cuya producción se muestra en el Malba; como otros testimonios señalan la paciencia que les exigía a sus alumnos quienes debían pintar y lijar una y otra vez las coberturas de color. Sin duda, esta importante retrospectiva al cuidado de Patricia M Artundo, al hacer hincapié en la tendencia hacia la abstracción, comprueba al mismo tiempo que el pintor nunca descuidó aspectos del dibujo, el color y la técnica como se aprecia un impulso a la reelaboración constante. Meritoria tarea que recuperó para una mirada contemporánea, parte del legado de uno de los maestros de la plástica nacional cuya ubicación en nuestra historia del arte fue apreciada desde un primer momento por Julio E. Payró, y comienza a tomar su dimensión.
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