sábado, 22 de noviembre de 2008

Archivo: Romero Brest y su carta de renuncia a la AACA

El 3 de enero de 1979, Romero Brest presentaba su carta de renuncia a la Asociación Argentina de críticos de arte.
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Buenos Aires, enero 3 de 1979
Señor Presidente
de la Asociación Argentina de Críticos de Arte
D. Jorge Glusberg
Capital Federal

Me dirijo a Usted y por su intermedio a la Comisión Directiva para presentarle mi renuncia como asociado. Ella se debe a mi discrepancia con la política que se viene siguiendo, al transformar la Asociación en apéndice del Centro de Arte y Comunicación, hasta el punto de que se emplean los sobres de éste.

Además, porque aún siendo fundador de la Asociación y Presidente en tres períodos -el último terminado en julio de 1978- no he merecido figurar en el Colegio de Jurados, como si haber formado parte de jurados en los más importantes concursos internacionales y algunos nacionales, no fuera suficiente.
Semejante desconsideración me obliga a renunciar indeclinablemente como lo hago.

Le ruego, en consecuencia, que comunique al Bureau de la AICA mi renuncia, pues al mismo tiempo solicito a ésta la inscripción en la Sección Libre.

Saludo a Usted.
Jorge Romero Brest

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A continuación se transcribe una entrevista realizada por Hugo Ferrero a Romero Brest, inmediatamente después de conocida su renuncia, para la revista de arte HORIZONTES Año II/ Número 3 / Feb-Mar 1979


HORIZONTES: En su carta de renuncia usted acusa a la AACA de haberse transformado en un ´apéndice del CAYC´. Quisiera que. ..
ROMERO BREST: Bueno, quizá convenga hacer un poco de historia. Recordar, por ejemplo, que la AACA (Asociación Argentina de Críticos de Arte) no se fundó porque un grupo de críticos decidió fundarla. Se fundó porque el Bureau de la AICA (Asociación Internacional de Críticos de Arte) me encargó a mí, personalmente, que formara una comisión de representantes de la Argentina para constituir una filial. Así fue que invité a varios críticos y finalmente se formó la Asociación. Creo que esto es fundamental para entender mi ligazón con la AACA y mi actitud ante los últimos acontecimientos.

Pero si vamos a buscar un antecedente más inmediato tenemos que remontarnos a mediados del año pasado cuando se realizó la elección para renovar autoridades y yo rehusé ser reelegido presidente. Bueno, en esa elección ocurrieron cosas bastante graves que terminaron con el acceso al poder (de una manera que quizá pueda definirse "brutal") del
señor Jorge Glusberg.

Es necesario insistir que en esa elección ocurrieron cosas insólitas. Le doy un ejemplo: el día mismo de la elección me encuentro con un señor repartiendo volantes entre los asociados. Como no lo conocía me acerqué a preguntarle quién era y me respondió que era empleado del Señor Glusberg. ¡Eso ocurrió dentro del local donde estábamos eligiendo a la nueva Comisión!
Ahora bien, quiero dejar en claro que el señor Glusberg llegó a la presidencia de la AACA sin que yo moviera un dedo para impedirlo. Es que, en ese momento, se me ocurrió totalmente inútil oponerse y crear un estado de beligerancia estando, como estaban, los hechos consumados. Tan consumados que todos los presentes, a excepción de cuatro o cinco socios, eran miembros de la futura comisión. Y el señor Glusberg había venido con un fajo de 10 ó 12 notas de socios que por alguna razón no podían estar presentes pero que daban su apoyo a la Comisión Directiva que él mismo iba a presidir. En síntesis, que viendo cómo estaban las cosas pedí que no se votara y la nueva Comisión fue elegida por aclamación.

Así que no hice nada para evitar que el señor Glusberg accediera al poder que tanto quería... que quería desde tres años cuando yo tuve que aceptar ser elegido presidente por tercera vez para evitar que él fuera elegido. Hasta aquí la elección. Tiempo después recibí invitaciones para participar en unas Jomadas de la Crítica en el momento en que
todo estaba resuelto. Es decir que todo se había hecho sin siquiera consultarme.
Pienso que eso significaba marginarme de una manera total y pienso también que mis antecedentes no justificaban esa marginación.

De modo que no aparecí para nada durante las Jomadas y eso, aparentemente, los molestó. Me llamaron varias veces y me enviaron varias notas. ..Fíjese que las notas me llegaban dentro de sobres del CAYC (Centro de Arte y Comunicación) cosa que me pareció bastante insólita... Eso me plantea el problema de las finanzas. Yo conozco perfectamente las finanzas de la AACA y realmente no sé de dónde pueden sacar el dinero para este tipo de actividades.
¡Cuando dejé la presidencia teníamos cincuenta mil pesos de disponibilidad!

H-Pero a la anterior Comisión se le criticaba una total falta de dinámica.
RB-Cosa que es bastante injusta porque hicimos lo imposible por levantar económicamente a la Asociación. Claro que por nuestros medios... Conseguimos, por ejemplo, que el Banco de Crédito Rural nos otorgara una suma mensual para mantenimiento. De ahí provenían los únicos fondos importantes con los que en 1977 dictamos cursos y conferencias y realizamos algunas exposiciones con una total falta de apoyo del periodismo y de los propios socios.

H-Alguna vez incluso, se pensó en cerrar la Asociación. ..
RB-Sí, es cierto. Algunos de los miembros de la anterior Comisión y que ahora están integrando la nueva, quisieron que se cerrara la Asociación por falta de medios. Entre ellos, el actual vicepresidente Fermín Fèvre y Basilio Uribe, que fueron vice y secretario de la
Comisión anterior, proponían que se disolviera por falta de posibilidades de trabajo. Yo y otros nos opusimos y evitamos el cierre; así que cuál no sería mi sorpresa cuando veo aparecer a estos señores con importantes cargos en la misma Asociación que primero habían querido liquidar y después habían ignorado totalmente.

H-De cualquier manera, son muchos los que piensan que es digna de elogio la capacidad organizativa y de realización que demostraron las nuevas autoridades…
RB-Pero ocurre que aquí hay una política de fondo que no es la que corresponde. Una asociación de críticos debe trabajar en el campo de las ideas, no tiene porque estar organizando premios ni nada que se le parezca. En mi caso personal no organicé este tipo de cosas porque considere que no era lo que correspondía. Traté, en cambio, de incitar a
que nos reuniéramos, a que discutiéramos ideas y problemas -incluso problemas sindicales-Y eso era lo que correspondía. No la actual competencia con los Museos.
Además pienso que todo esto que se está realizando demuestra una gran falta de imparcialidad. Todo confluye en los intereses de un grupo o de una fracción.
Todo tiende a un manejo de un poder como es la estructura de la Asociación para proyectarlo y conseguir cosas en el exterior, a nivel internacional. Pero todo, insisto, al servicio de los intereses de una fracción.

H-Una opinión difundida es que el CA YC es una especie de heredero del Instituto Di Tella.
RB-El CAYC está muy bien, es una institución privada. Si ellos se consideran descendientes del Di Tella que es una suposición que pueden o no hacer, es su problema. Lo que puedo afirmar es que el Di Tella jamás intentó imponer un tipo de arte. Se trató siempre de realizar una apertura. Lo dije en el discurso con que me hice cargo de .la Dirección del Centro de Artes Visuales; "Aquí no habrá repetición; es lo único que puedo asegurar, que no habrá repetición y que vamos a ubicamos en el campo de la creación". y eso fue lo que se hizo.
Quizá no en forma total como esperábamos, pero en lo esencial se hizo.

H-¿Comparte la opinión de que actualmente se nos está mostrando como "nuevas" experiencias ya superadas?
RB-Por supuesto. Pero eso no solamente ocurre en la Argentina sino en casi todo el mundo. Fíjese en el arte conceptual. Yo pienso que es un campo exiguo. Yo mismo propugné ese tipo de cosas y las primeras experiencias se hicieron en la argentina en los años '67, '68 y '69 antes de que en Europa tomara cuerpo el período del arte conceptual, del arte concreto, del arte ecológico. Todo eso se hizo acá antes que allá. Entonces me pareció un movimiento importante porque significaba una ruptura. Y significó una ruptura y por eso organizamos las muestras en el Instituto. Pero después de dos primeras experiencias de alto vuelo, el nivel de la tercera decayó y me di cuenta que el asunto había terminado.
De todos modos se terminó porque se cerró el Centro de Artes Visuales.

H-¿Porqué se cerró el Centro?
RB-En gran parte por mi responsabilidad. En la célebre reunión del verano del '69, en la estancia de Guido Di Tella, dije que el Centro no podía seguir haciendo lo mismo que habían hecho hasta entonces. Quería comenzar a trabajar con los medios de comunicación masiva. Discutimos tres días, se aceptaron mis premisas y presenté un plan. Pero ocurrió que la situación económica del Instituto no permitía una financiación adecuada. Me ofrecieron un presupuesto recortado pero lo rechacé porque, según dije entonces, prefería morir de pie que por inanición. Alguien me acuerdo que aseguró (en ese entonces que "Romero Brest había enterrado al Centro de Artes Visuales". y fue así nomás. Lo enterré pues las razones económicas predominaban sobre las otras.

H-Su posición en contra de la pintura de caballete sigue originando escozores...
RB-Y no crea que a mí me gusta demasiado la idea. Porque yo vengo de la otra época. Vengo de los goces que me ha permitido la otra época, pero éste es un renunciamiento que debo hacer porque pienso que es la única vía de salvación del arte.

H-La plástica actual...
RB- La plástica actual! Hoy en día son todos "neos": neorrealistas, neodadaístas, neosurrealistas... Es la peor impotencia, una impotencia total. -Fíjese: recientemente fui jurado en un concurso en Quito y el nivel fue muy bajo. Los organizadores estaban bastante desilusionados y yo les aclaré que lo que ocurría (cosa que creo que no les gustó demasiado) era que los pintores ecuatorianos no sabían qué era el arte. Es que se ha llegado a un punto en que la gente cree que pintar es tomar el pincel y si aparece una idea más o menos novedosa, adelante. Y no es así. Yo le propuse a los ecuatorianos que hicieran los premios bianuales en lugar de anuales y que aprovecharan ese lapso para dictar cursos y conferencias; para ilustrarse. Entonces, seguramente, el nivel de los premios sería otro. Porque la gente puede aprender, solamente hay que enseñarle. Claro, en la Argentina no pasa lo mismo porque evidentemente se vive la pintura de otra manera, Sin embargo, lo similar está en que las nuevas generaciones han olvidado todo lo que sabían las anteriores.
Si Spilimbergo o Victorica o Gómez Cornet o Daneri vieran lo que significa pintar para estos chicos se morirían de nuevo; de rabia.. .Para ellos pintar no fue así y por eso llegaron donde llegaron.

H-¿Cuáles serían los remedios para esta situación?
RB-Lo malo es que el fenómeno es universal; pasa aquí, en Europa y en Estados Unidos. De modo que soy pesimista con respecto al futuro de la pintura. ..

H-De la pintura...
RB-Sí, claro. Que es lo que siempre he dicho. Nunca hablé de la muerte del arte. Eso es un invento de los periodistas. Simplemente dije que el cuadro de caballete tenía 1os días contados. Y lo que es curioso: mucha gente, muchísima, pintores y no pintores, está de acuerdo conmigo. Pero no están de acuerdo con que hay que decirlo. , .

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