lunes, 2 de mayo de 2011

Tucumán en Buenos Aires: Fería del Libro

Rogelio Ramos Signes en el stand de Tucumán de la Feria Internacional del Libro 

 

Complicidad con el lector. Ese y otros condimentos son fundamentales para que el microrrelato funcione adecuadamente. Según el escritor Rogelio Ramos Signes, que presentará dos títulos en la presente edición de la Feria del Libro, la brevedad del texto exige de quien lee ciertos saberes previos. A continuación se presenta un intercambio con el poeta nacido en San Juan, que reside en Tucumán desde 1972, autor de numerosos títulos, algunos de los cuales han sido traducidos al francés y al inglés.
Ramos Signes presentará el libro de microrrelatos Todo dicho que camina este domingo 1 de mayo, a las 19.30, en stand de Tucumán (3017 del Pabellón Ocre de La Rural). Además, el miércoles 4 de mayo, a las 20.15, presentará el libro de poemas La casa de Té.

¿Es correcto interpretar que el título del libro remite a la incorporación del habla y a los modismos tucumanos?

Sí, Todo dicho que camina remite a la incorporación del habla de los argentinos. No creo que haya en este libro modismos tucumanos (al menos significativamente), ya que el habla de los argentinos se ha unificado mucho en los últimos años y sobre todo a través de los medios masivos de comunicación. Copiamos sin darnos cuenta; expandimos nuestra manera de hablar, de igual manera; y disponemos de un extenso arsenal para optar por lo que más nos gusta.

¿Qué influencias literarias reconoce en su escritura?

Si nos estamos refiriendo a los textos breves de Todo dicho que camina, mis influencias literarias son múltiples y variadas, como las de cualquier microrrelatista, y no sólo se relacionan con la literatura. No olvidemos que el microrrelato tiene un componente fuertemente paródico, por eso la influencia puede llegar no sólo desde otros escritores sino también desde la vida misma. Los grandes nombres, por supuesto (Monterroso, Valenzuela, Pacheco, Díez, Lagmanovich, Jiménez Emán, Shua), están siempre en nuestras referencias más inmediatas.

¿Qué espacio existe para lo autobiográfico en sus escritos?

Como soy una especie de todoterreno, que ha publicado una docena de títulos en diferentes géneros literarios, siento que lo autobiográfico se vuelca particularmente en mi poesía. Es más, creo que la poesía es el género más autobiográfico que conozco. En ella podemos hablar en tercera persona, refiriéndonos a hechos lejanos y ajenos, pero en el fondo siempre estaremos hablando de nosotros mismos. En mi libro La casa de té, que también presentaré este año en el stand de Tucumán en la Feria, doy cuenta de ello desde la primera hasta la última página. En lo que se refiere al microrrelato, en cambio, trato de hablar de otras cosas, que poco tienen que ver con lo autobiográfico.

¿Además de su brevedad, cuáles son las otras características señeras del microrrelato?

El microrrelato es un texto breve, que por su misma brevedad exige la permanente complicidad del lector. Esa brevedad también requiere que el lector sepa, o intuya, de qué se le está hablando, porque al no haber espacio para explicaciones se necesita que la intertextualidad trabaje a destajo. Por ello es que en el microrrelato hay tantas referencias a historias bíblicas, o al Quijote, o a Las Mil y Una Noches, o bien a películas o a situaciones conocidas por todos, o casi todos. El escritor necesita que el lector esté allí con la totalidad de su conocimiento a disposición, para rellenar los huecos que no puede tratar el microrrelato. La cultura popular, esa que entra en nosotros sin que nos demos cuenta, es fundamental para gozar de este brevísimo género literario.

¿En qué medida los escritores jóvenes están volcándose por este fenómeno narrativo?

Se están volcando en gran medida, ya que es un género que de alguna manera se corresponde con los tiempos veloces que estamos viviendo. La necesidad de resolver una idea con pocas palabras encuentra en el microrrelato su expresión más acorde. A eso lo notamos cada vez que dictamos un taller o que organizamos lecturas en colegios; los alumnos comienzan a escribir inmediatamente. Claro que no tenemos que confundir cualquier texto breve con un microrrelato, ya que el género exige una serie de condiciones, en cuanto a presentación, desarrollo y remate; aunque podríamos reducirlas a dos, que ya están en su propia denominación: que sean breves (de allí lo de "micro") y que relaten algo.

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