domingo, 28 de febrero de 2010

Mirtha Dermisache

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‘El único que puede ver lo que hay acá es Borges, pero está ciego’. / Hugo Santiago
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De Jorge Romero Brest a Hugo Santiago hasta llegar a Roland Barthes. Una historia contada por Saccomanno para RADAR donde reproduce la carta de Barthes

El imperio de los signos
Por Guillermo Saccomanno
Suplemento Radar, Página 12, 15/8/2004
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“En los ‘70, la joven Dermisache le mostró sus grafismos a Jorge Romero Brest, por entonces a cargo del Di Tella, que iba a encontrarse con el director Hugo Santiago.
El cineasta contempló los grafismos y reflexionó: ‘El único que puede ver lo que hay acá es Borges, pero está ciego’. A la Dermisache la entrevistó en esos días el también joven Edgardo Cozarinsky, redactor de la revista Panorama. Y ella le dijo: ‘Hubo gente que me propuso presentar una carpeta con una introducción, digamos veinte reproducciones. Pero sería darles a estas páginas la categoría de grabados, de objetos, cuyo sentido y uso son diferentes. Yo los quiero como páginas de un libro, de un objeto con tapas. Si alguien quiere pegar una de esas páginas en la pared, que la rompa, que le dé a su gesto el sentido de arrancar una página de un libro y ponerla en otro lado’. Cozarinsky, parafraseando a Roland Barthes, tituló su entrevista ‘Un grado cero de la escritura’. En tanto, en París, Hugo Santiago le entregaba a Barthes uno de los cuadernos de grafismos cosidos a mano.

Y Barthes le escribió una carta.

París, 28 de marzo de 1971.
Estimada Srta.: El Sr. Hugo Santiago ha tenido la gentileza de hacerme conocer su cuaderno de grafismos. Me permito decirle muy simplemente cuánto me ha impresionado esto, no sólo la alta calidad plástica de sus trazados (esto no es indiferente) sino también, y sobre todo, la extremada inteligencia de los problemas teóricos de la escritura que su trabajo supone.
Usted ha sabido producir un cierto número de formas, ni figurativas ni abstractas, que podrían ubicarse bajo el nombre de escritura ilegible. Lo que lleva a proponer a sus lectores, no los mensajes, ni siquiera las formas contingentes de la expresión, sino la idea, la esencia de la escritura.

Nada es más difícil que producir una esencia, es decir, una forma que sólo se revierta sobre su nombre; ¿acaso artistas japoneses no han invertido toda un vida en trazar un círculo que sólo se revierta sobre la misma idea de círculo? Su trabajo se emparenta con esa exigencia. Le deseo vivamente que lo continúe y que sea publicado. Le ruego tenga a bien recibir mis deseos de éxito, de trabajo, y crea en mis sentimientos más cordiales.

Roland Barthes

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