sábado, 6 de marzo de 2010

Coleccionismo y conservación: Cómo materializar, procesos, acciones, e ideas.


Aleli Mirelman
(Especialista en Análisis y Gestión de Arte Contemporáneo)

Coleccionismo y conservación: Cómo materializar, procesos, acciones, e ideas.

La producción artística no tiene límites, por el contrario las prácticas adquisitivas están agotando sus estrategias en su intento de cosificar lo intangible.
Los registros fotográficos, videográficos o literarios están cobrando una dimensión propia, y su condición referencial anula una identidad definitiva y ensombrece la acción real. Por lo tanto los interesados en la producción de arte contemporáneo tendrán que adaptarse a un nuevo coleccionismo de ideas.

En el caso de las instalaciones, que suelen integrarse in situ implica una problemática de conservación y movilidad de la obra. En el caso de la pieza “Shelf” (2008) de Elín Hansdóttir de la Colección Cal Cego, habría que considerar cuáles son los factores que lo componen. ¿Sólo una estantería blanca?, ¿No es también la iluminación, la experiencia de la exhibición, o las ideas que trasmite?


Shelf / Elín Hansdóttir
artista islandesa
installation
variable dimensions
2008


Frente las dificultades para almacenar una experiencia o un concepto, la obra queda reducida a un estante en un estado de desintegración. Lo que equivaldría a un significante carente de significado. ¿Y cómo se conservan los significados?
Lejos de concebir el arte como un enigma que hay que resolver, Hansdóttir está planteando los códigos expositivos del “cubo blanco” señalando lumínicamente y evidenciando la estructura socialmente establecida del arte.
Es por su inmaterialidad y sutileza, que el discurso que activa el estante blanco, queda al margen del coleccionismo y la conservación.

Por otra parte los a registros fotográficos de acciones les sucede lo mismo; Por poner un ejemplo la Fotografía de “Edificio iluminado, calle Arcos de Belén nº2 Mexico” (2003) de Santigo Sierra está tan desasociada de su contexto, que reclama a gritos un texto y aún así, por muy grandes que sean sus dimensiones (246 x 150 cm) queda incompleta.
Las acciones de Sierra siempre tratan conflictos sociales y utiliza el contexto artístico para visualizarlos. Pero la fuerte repercusión política de sus acciones queda silenciada en una imagen. Si siempre habíamos pensado que “una imagen vale más que mil palabras”, considero que un acto vale más que mil imágenes. Y con ello volvemos al mimo problema, ¿Cómo se colecciona y conserva acciones?
Por ejemplo la caída del Muro de Berlín, fue un acto de tales dimensiones y repercusiones que ni un trozo de muro ni una fotografía documental podrán abarcarlo.

El coleccionismo en su afán por poseer y organizar elementos ha encontrado en el arte contemporáneo una limitación. Por lo tanto considero que el aporte económico que sustenta la cadena del “mundo del arte” debería encaminarse a contribuir a la producción de arte y no a los productos del arte.

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