sábado, 21 de julio de 2007

Un historiador boca lista

Gabo Ferro*1
Por GAN *2




Un vocalista es alguien que tiene la boca lista. Lista para todo. Gabo, en otra vida –diez años atrás–, fue el vocalista de Porco, un grupo de rock duro de los alternativos 90 y era el cruce criollo –vivió y vive en Mataderos– entre Freddie Mercury y el Marqués de Sade. Con movimientos exagerados y unas letras descarnadas –algunas postales de velorios de amigos muertos por el sida–, Gabo ponía la voz y la piel. Pero una noche se quedó sin voz: se bajó del escenario en pleno show y se fue caminando por la Avenida Corrientes. Nunca más cantó.


Pero como el que se fue sin que lo echen, Gabo volvió sin que lo llamen. Volvió una noche –y algunos lo esperaban, amigos como Ariel Minimal (ex Fabulosos Cadillacs), que le dio una mano– con un disco hermoso y un título para no olvidar: Canciones que un hombre no debería cantar (2005). Insolente y certero, susurrado y visceral, el álbum debut solista del muchacho que cuenta también con una maestría en Historia –titulada Barbarie y Civilización. Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas (1835-1852) –, atesoraba un programa estético (y un problema político) bajo el aire folclórico y la candidez folk que contenía.

Uno de los hallazgos del pasaje de cantante “boca lista” a cantautor, es que Gabo encontró una forma de decir no muy visitada en las planicies del rock. Cantó –literalmente– esas cosas que un hombre no debería cantar, con una voz en la que a veces no se distinguía su “masculinidad”, como si fuera el último de los castrati (al mismo tiempo apareció otra voz singular en el mundo, la de Antony, el líder de Antony & The Johnsons).



Y si bien Gabo esperaba una reacción de moralina rockera, lo que se encontró fue tanto una acalorada recepción crítica como una parca indiferencia. Pero no un debate en términos de valores y representaciones que sus letras ponían en juego. Acostumbrado a las confrontaciones típicas de historiador, Gabo vio cómo el rock pasaba de largo esa prueba.

Su nuevo desafío es el convincente Todo lo sólido se desvanece en el aire *2 –como el libro de Marshall Berman–, donde vuelve a cargar las baterías en pos de una seria discusión. Para empezar, la tapa del disco no es una imagen típica, sino un texto duro y crudo, con cita al Manifiesto del Partido Comunista incluida. Aquí una pequeña muestra: “(…) ¿Qué nos hizo perder de vista que la imaginería, las agencias, los medios masivos de difusión y comunicación, los productores full time, los diseños gráficos, los sponsors y las compañías discográficas hacen los discos pero no las canciones? (…) Que no se confunda lo fundamental con lo accesorio. Un disco son canciones; un disco es música. Lo demás es agua que se evapora en el aire.”


La polvareda que levantó el álbum, Gabo la siguió desde lejos. Ya que entre septiembre y octubre del año pasado estuvo de gira por los Estados Unidos ─Pobre pero honrada American Tour 2006─, en la que otra vez compartió escenario con el excéntrico Devendra Banhart. En lo que va de este 2007, paseó su voz y su guitarra por variados lugares y públicos. Pero siempre con la convicción de que una canción es más que una canción: una canción contiene al mundo.



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*1 Pagina Oficial del artista www.gaboferro.com.ar

*2 Gustavo Alvarez Nuñez (GAN):  Nació el 24 de septiembre de 1968 en San Isidro, Buenos Aires.
Fue director editorial de la revista Los Inrockuptibles e integrante del equipo de Zona de Obras (revista hispano-argentina), colaboró en diversos medios gráficos (Internet Surf, Suplemento “Sí” del diario Clarín, “No” de Página/12, Revista Ñ, entre otros). Escribió letras para Daniel Melero, editó un libro de poemas (Sweet Home Panamericana) y participó de dos antologías de poesía (La voz del Erizo y Monstruos).

*3 Texto que acompaña al disco "Todo lo sólido se desvanece en el aire"(2006)
"A mediados del siglo XIX Marx y Engels advierten los efectos demoledores que las leyes del mercado moderno y la producción capitalista ejercen sobre la cultura, asemejándolos a un fluído que intoxica todo lo que alguna vez resultó firme. Esto sólido tiene espacio y tiempo, tiene historia. Lo líquido es inestable, no se compromete al espacio ni al tiempo.
Para hacer música en algún momento se necesitó al músico, a la mejor melodía que pudiera crearse y a la mejor letra que pudiera escribirse. Hoy, en general, estos elementos ya no son indispensables para que se conforme un repertorio ni se haga un disco.
¿Qué nos hizo perder de vista que - si bien las acompañan más o menos sinceramente dependiendo de cada caso - la imaginería, las agencias, los medios masivos de difusión y comunicación, los productores full time, los diseños gráficos, los sponsors y las compañías discográficas hacen los discos pero no las canciones? ¿Por qué algunos músicos se representan en imágenes antes de imaginarse su mejor canción? ¿Qué nos lleva a pensar en fotografías o en dibujos como una cuestión obligatoria para un disco?
Se ha establecido un patrón de producción que apunta a instalar por un determinado período de tiempo un solo arte, una sola imagen plástica, una sola música, en definitiva, una sola canción que, lejos de resultar democratizante, resulta anuladora de identidades.
Que no se confunda lo fundamental con lo accesorio. Un disco son canciones; un disco es música. Lo demás es agua que se evapora en el aire."

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