miércoles, 9 de mayo de 2007

Picasso y las Señoritas de Avignon

LAS SEÑORITAS DE AVIGNON
de Pablo Picasso ( Málaga, 1991 - Mougins, 1973)

Esta obra
"… es un ultraje, un intento de ridiculizar el movimiento moderno"


H. MATISSE

Picasso's Demoiselles d'Avignon at 100 es el nombre de la muestra que el Museo neoyorquino MoMA realiza hasta el 27 de agosto.

El pintor se instaló en el barrio de Montmatre, París. Allí, en 1906-1907, realizó su gran obra LAS SEÑORITAS D´AVIGNON, que permaneció arrinconada en el taller hasta que el coleccionista francés, Jacquet Doucet la compró, en 1924. El MoMA(1) la exhibe desde 1939. Es considerado el primer lienzo que rompió con todos los valores establecidos en el arte hasta ese momento, por lo que es reconocido como la obra fundadora del arte moderno.

La muestra exhibe, además de cincuenta y cuatro trabajos de Picasso, nueve dibujos procedentes de colecciones públicas y privadas. Por otro lado, cuenta con una sala en la que se analiza el estado de conservación de la obra Las Señoritas d’ Avignon, donde también pueden observarse varias radiografías realizadas en los años cincuenta que revelan las distintas variaciones compositivas durante su realización.








"Cuando era niño mi madre me dijo
¨Si te haces soldado, serás general.
Si te haces monje, terminaras siendo Papa¨
En lugar de eso me hice pintor y me he convertido en Picasso."
Pablo Picasso(2)

"En la primavera de 1907 Picasso mostró a sus amigos un lienzo enorme y sorprendente, que había pintado con su habitual rapidez e impetuosidad y que sería conocido desde entonces como Demoiselles d'Avignon. Para todos aquellos que lo vieron entonces la impresión fue inolvidable, a pesar de que ninguno entendió claramente el propósito del artista. Picasso, oyó, incluso, por casualidad cómo Matisse y Leo Stein se reían a su espalda. En opinión de Braque, era «como si Picasso hubiera querido que cambiásemos nuestra dieta normal por otra de estopa y petróleo»; sus amigos más fieles sólo acertaron a quedarse boquiabiertos y a advertirle que no siguiera por ese camino. Salvo una o dos excepciones, los poetas, pintores o marchantes que vieron la obra la desaprobaron profundamente y lamentaron todo aquel asunto como «una pérdida para el arte francés».
Picasso se mantuvo impertérrito en su soledad, y con el paso del tiempo tuvo la satisfacción de ver cómo sus amigos admitían que aquella pintura constituyó un hito en la historia del arte contemporáneo. Tuvo el coraje de arriesgarlo todo y de llegar a cuestionar, incluso, el significado de la belleza misma. Que le llamaran loco le dejaba indiferente; sin embargo, reconocía que tenían razón al considerarle peligroso. A partir de aquella pintura su cambio de estilo fue serio y profundo, y ha quedado reflejado en dos autorretratos, pintados uno en 1906 y el otro un año despué
Picasso ( parte 1) Roland Penrose / editorial SALVAT


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